‘La Ausencia de las Mujeres en la Gran Historia del Arte’

‘La Ausencia de las Mujeres en la Gran Historia del Arte’
-posibilidad de un ejercicio artístico desde una perspectiva de género-
Uno de los principales textos, considerado como fundamental de la critica feminista dentro de la historia del arte, tiene como título ‘¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas’? de Linda Nochlin. En este texto que aparece en 1971 Nochlin cuestionaba los criterios existentes hasta la fecha que validaba sólo a los creadores universales:

En primer lugar, debemos cuestionar esos supuestos ‘naturales’ y traer a la luz esas bases míticas que los conforman. En el campo de la historia del arte, el punto de vista blanco y masculino, aceptado inconscientemente como el punto de vista del historiador del arte puede y se ha probado que es inadecuado no sólo por motivos éticos o morales, sino también por motivos elitistas y por motivos sobre todo intelectuales. Revelando este error que se ha cometido en la mayoria de la historia del arte, descubrimos la falta de reconocimiento del sistema, la clara presencia de un nuevo sujeto introducido en la investigación histórica. En este momento en que las disciplinas toman conciencia cada vez más de la naturaleza de sus presupuestos, la aceptación de lo que existe como natural es inaceptable. Nosotros podemos ver en el estatuto de dominación de la subjetividad blanca y masculina una de las series de distorsiones intelectuales que deben ser corregidas para llegar a conseguir un punto de vista más acertado de las situaciones históricas. (Linda Nochlin).

A lo largo de la his-tory (historia construida por los hombres) no han existido equivalentes femeninos de Pollock, Picasso, Matta… no porque las mujeres carezcan de talento artístico, sino porque a lo largo de la his-tory un conjunto de factores sociales e institucionales han impedido que ese talento se desarrolle de forma libre:

“El error no recae sobre nuestras estrellas, nuestras hormonas, nuestro ciclo menstrual, o en nuestro vacíos espacios internos, sino en nuestras instituciones y educación, educación entendida como aquello que incluye todo lo que nos ocurre desde el momento en que entramos en este mundo de símbolos, signos y señales significativas”.[1]

A partir de la cita anterior, introduzco a Joan Scott, autora de algunos de los textos más influyentes en la historiografía internacional en las dos últimas décadas. Scott nos aporta mucho en la discusión que intentamos plantear, respecto a este trabajo en particular ‘La Ausencia de las Mujeres en la Gran Historia del Arte’, ya que su obra teórica sobre la categoría de género, sobre los conceptos de experiencia y de universalidad, y sus trabajos de investigación histórica son puntos de referencia para todxs nosotrxs.
La redefinición a la que apunta Scott rescata los aspectos más productivos del concepto de género, particularmente su carácter relacional, social e histórico frente a visiones esencialistas, como también destacaba sus dimensiones simbólica y subjetiva. Scott subrayó que el estudio separado de la historia de las mujeres podía servir para confirmar su relación marginal con respecto al sujeto establecido como dominante: masculino.

En ‘¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas’? de Linda Nochlin, la autora analiza el problema de las artistas en el acceso al estudio del desnudo. Desde el Renacimiento hasta el S.XIX, el estudio del cuerpo humano constituía un estudio fundamental en la formación de cualquier artista. Sin embargo, hasta finales del siglo XIX no se permitía el acceso de mujeres a estas sesiones. Teniendo, las mujeres, por exclusión del poder masculino, no poder acceder libremente a consagrarse a la pintura histórica o a la mitológica, pintura ‘mayor’ por excelencia, teniendo de esa manera que dedicarse a otras artes menores como el bodegón, el paisaje o el retrato. Esta categorización de ‘artes menores’, desde la administración de un modo oficial de lo que es el arte académico.
Nochlin expresa que para las jóvenes que pretendían encaminar su carrera profesional hacia el arte el camino se presentaba tapizado de obstáculos.
El ensayo de Ortner , junto al artículo de Ardener “La fe y el problema de la mujer” abrieron una vía influyente y poderosa para el estudio de la subordinación de la mujer a través de un análisis del simbolismo del género. Ortner parte de la idea de que las diferencias biológicas entre el hombre y la mujer sólo tienen sentido dentro de sistemas de valores definidos culturalmente, situando el problema de la simetría sexual al mismo nivel que las ideologías y los símbolos culturales. Todas las culturas relacionan a la mujer con algo que todas las culturas subestiman. Todas las culturas reconocen y establecen una diferencia entre la sociedad humana y el mundo natural. La cultura trata de controlar y dominar la naturaleza para que se pliegue a sus designios. La cultura es superior al mundo natural y pretende delimitar o “socializar” la naturaleza, con objeto de regular y supervisar las relaciones entre la sociedad y las fuerzas y condiciones del medio ambiente. Ortner sugiere que identificamos, o asociamos simbólicamente, a las mujeres con la naturaleza, y a los hombres con la cultura. Dado que la cultura aspira a controlar y dominar la naturaleza, es “natural” que las mujeres, en virtud de su proximidad a la “naturaleza”, experimenten el mismo control y dominio.
Regresamos a ‘¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas’? para insistir en la ‘carrera de obstáculos’ en el camino a ser artista y mujer. Este problema se hizo evidente en las Jornadas de Mujeres y Artes Plásticas (noviembre, 1998, Facultad de Bellas Artes de Madrid), en estas jornadas se planteó el rastreo de una genealogía de lo femenino, que hace patente la crueldad de las mujeres para ‘hacerse’ un espacio de existencia en lo masculino de la cultura. Esta genealogía muestra una larga lista de discriminaciones, depresiones y locuras: no contando con experiencias positivas por parte de aquellas creadoras del pasado.
Rosa Cobo Bedia en El género en las ciencias sociales argumenta: que al ser el género una construcción cultural que revela la profunda desigualdad social entre hombres y mujeres. No podemos olvidar, que la histórica opresión de las mujeres ha sido justificada con el argumento de su carácter natural. De todas las opresiones que han existido, ninguna ha tenido una marca de la naturaleza que lo ha tenido la de la de las mujeres. Las construcciones sociales cuya legitimación es su origen natural son las mas difíciles de desmontar con argumentos racionales, pues arrastran el prejuicio de formar parte de un ‘orden natural’ de las cosas fijo e inmutable sobre el que nada puede la voluntad humana.

La Historia del Arte, por tanto construcción social.
El silenciamiento de las mujeres de la historia oficial como legitimación del orden natural de los argumentos oficiales.

Sin embargo las Jornadas de Mujeres y Artes Plásticas se plantean la reescritura de biografías, buscando la parte positiva, no sólo para de esa manera denunciar el hecho de que muchas creadoras a pesar de una sociedad hostil, una familia adversa a su vocación y una institución reacia a admitirlas, fueran capaces con ingenio y creatividad, saltar los obstáculos y demostrar no sólo un producto creador sino una personalidad que ha sido cambio y motor de la sociedad.
Argumentamos desde R. Cobo Bedia, que la reescritura de las biografías en las Jornadas de Mujeres y Artes Plásticas plantea, una mirada intelectual y política, poniendo en manifiesto la existencia de un sistema social en que los varones ocupan una posición hegemónica. Este conocimiento producido por varones, se ha percibido como un conocimiento objetivo y no sesgado. Desde el feminismo se ha demostrado que el conocimiento está situado históricamente y que cuando un colectivo social esta ausente como sujeto y como objeto de la investigación –en este trabajo ‘la Ausencia de las mujeres en la Gran historia del Arte’, a ese conocimiento le falta objetividad científica y sobra mistificación. Para R. Cobo Bedia la introducción del enfoque feminista en las ciencias sociales ha tenido como consecuencia la crisis de sus paradigmas y la redefinición de muchas de sus categorías.
Eli Bartra (Doctora en Filosofía, Investigadora en la UAM Xochimilco, invita a no engañarse pues la desigualdad en el número de personas de uno y otro sexo que se dedicaron a la producción artística determinada viene determinada por la división del trabajo, y por la exclusión de las mujeres del sector productivo, a pesar de las excepciones que siempre ha habido y que han encontrado en el mundo de la producción artística por la ‘puerta trasera’.
Algunas autoras contemporáneas han señalado que hay un tipo de ‘genealidad’ para las mujeres artistas y otro tipo para los hombres. Postulan la existencia de un estilo femenino diferente y reconocible, tanto en sus cualidades formales como expresivas, basado en el carácter especial de la situación y experiencia de la mujer. Esta postura de un tipo de ‘genealidad’ para las mujeres artistas ha sido defendida por el feminismo de la diferencia y por teóricas como Eli Barra y la crítica Lucy Lippard, que dio lugar al arte feminista de los setenta, encabezado por Judy Chicago y Miriam Schapiro.
Eli Barra afirma que existe un arte femenino diferente del arte masculino, por que su lugar específico dentro de la sociedad le hace tener una visión del mundo diferente. Esta autora propone una doble vía de análisis para mostrar la especificidad de la producción femenina: por un lado: el análisis de la condición socio-histórica de las mujeres en general y de las mujeres que producen arte, en particular; y por otro lado, el análisis de las constantes dentro de la creación misma: la forma misma de expresión, el lenguaje (forma y contenido).

Respecto a lo anterior, Linda Nochin responde:
“Mientras los miembros de la Danube School, los seguidores de Caravaggio, los pintores alrededor de Gaughin en Pont-Aven, El Jinete Azul o los cubistas pueden ser reconocidos por sus cualidades expresivas o estilísticas, parece que no hay cualidades de ‘feminidad’ que puedan buscarse para agrupar los estilos de las mujeres artistas. No hay ninguna esencia de femineidad que pueda unir el trabajo de Artemisa Gentileschi, Mme. Vigée-Le Brun, Angelica Kauffmann, Rosa Bonheur, Berthe Morisot, Suzanne valadon, Käthe Kollwitz, Georgia O’Keefe, Helen Frankenthaler o Louise Nevelson. Ni tampoco en Sapho, Marie de France, Jane Austen, Emily Brontë, George Eliot, Virginia Wolf, Gertrude Stein, Anïs Nin, Emily Dickinson, Sylvia Plath y Susan Sontag. En cada momento las mujeres artistas y escritoras parecen estar más cerca de sus colegas masculinos de su periodo que entre ellas.
Se ha dicho que el trabajo de las mujeres mira más hacia adentro, es más delicado. Pero ¿Cuál de las artistas antes citadas mira más hacia el interior que Redon, es más sutil al trabajar el pigmento que Corot? ¿Es Fragonard más o menos femenino que Mme. Vigée Le Brun? ¿O no será más que una cuestión por la cual todo el Rococó francés del siglo XVIII era ‘femenino’ si lo juzgamos en términos de la escala binaria de ‘masculinidad’ versus ‘feminidad’?

A partir de la cita anterior Nochlin decontruye y anula la posibilidad planteada por Eli Barra.

En los años ochenta, la historiadora Griselda Pollock planteaba y urgía la necesidad de reconstruir las bases metodológicas sobre las que se asienta la historia del arte (la concepción evolucionista como sucesión de grandes nombres, etc.) y buscar la diferencia en la expresión no en las bases biológicas, sino en bases históricas: cómo las condiciones históricas concretas han marcado la capacidad creadora de las mujeres, y de esa manera poder dilucidar cómo las artistas se han construido un espacio dentro del masculinizado mundo del arte.
Conceptos como: genio, la distinción arte/artesanía, las variables: clase/raza/género, son algunos de los ejes sobre los cuales descansa una visión sesgada y discriminatoria en la his-toria del Arte. Que no sólo silencia a las mujeres sino que también segrega a las culturas subalternas y los movimientos marginados de la institucionalidad.
Para R. Cobo Bedia la ausencia de las mujeres en los procesos intelectuales, el lugar periférico en que se les coloca como objetos de investigación es un rasgo inmutable de una historia que ha construido una historia sin mujeres en la historia del arte.
La historia del arte y la historia en general a través del paradigma general o patriarcal, han señalado las características del hombre como las características propias de la especie humana. La historia del arte, a través de la representación de la mujer, ha afirmado a la mujer y ha negado a las mujeres. La cultura dominante ha construido imaginarías que han asociado a la mujer con la naturaleza, como producto dispuesto a ser consumido e intercambiado.
El arte oficial (aquel que es administrado en la academia como ‘arte contemporáneo’, del cual se organizan discursos y que recorre el mundo del arte como ‘abanderado de un modo de hacer sensibilidad’), ésta categorización lo instalo como mi espacio de vida, de estudio, de critica , como intención de hacerme un hueco, es aquí donde reconozco los usos plenos de la Violencia Simbólica, ya que las ventajas y privilegios universalmente reconocidos a los hombres se afirman en la objetividad de las estructuras sociales y de las actividades productivas y reproductivas, y se basan en una división sexual del trabajo de producción y de reproducción biológico y social que confiere al hombre la mejor parte.
Situamos al arte por tanto, como un trabajo de producción. En el cual el hombre se lleva la mejor parte. La división de las actividades productivas a las que asociamos la idea de trabajo y, por otro, en la división del trabajo de mantenimiento del capital social y del capital simbólico que atribuye a los hombres el monopolio de todas las actividades oficiales, públicas, de representación, y en especial de todos los intercambios de honor, intercambios de palabras, intercambios de regalos, intercambios de mujeres, intercambios de desafíos y de muertes (siendo el límite la guerra).
Reflexiones sobre Género y Ciencia de Evelyn Fox Keller mantiene la tesis de que la ideología de la ciencia moderna, lleva consigo su forma de proyección propia: la proyección del desinterés, de la autonomía, de la alienación.
La gran mayoría de los esfuerzos intelectuales y creativos válidos culturalmente, han sido históricamente del dominio de los hombres.
Este dominio patriarcal ha instalado –desde mi doble ‘militancia’ por un lado la artística, respecto al hacer materialmente, y por otro lado, la producción discursiva teórica -, la instalación del arte contemporáneo genera un ‘modo particular de hacer arte’, que yo lo instalo desde la imposibilidad de construir obras que puedan dialogar con un espectador no iniciado en el arte contemporáneo.

La historia del arte, desde la modernidad, como ideología masculina, devino la reflexión filosófica y teórica en las artes visuales. Este cambio ha producido una distancia innegable en las relaciones que la obra en un momento histórico mantuvo con el observador.
Hoy en día las producciones de obras visuales han tomado muchos caminos, uno de ellos es el de la autorreflexión, esto al interior del campo disciplinar autónomo del arte. Este modo de ‘producir un arte’ autoreflexivo, que sólo se ‘relaciona’ con aquellos y aquellas que administran el ‘elevado’ capital simbólico del arte contemporáneo. Desde la perspectiva de género, este ‘cerrado lenguaje’ es la comprobación empírica de una cultura patriarcal, representada por la Industria de la lógica neoliberal, como pensamiento que niega a las mayorías, que son minorías en la medida en que están exonerados de toda posibilidad de acceder a un sentido critico; que desde mi perspectiva discursiva y plástica, el arte debiese asumir; para ser un motor conciente y critico de la sociedad en que habita el artista; asumiendo las herramientas del ‘abandonado rol social’, aspirando a ‘contaminar e infectar’ a la sociedad mediante una mirada que tenga como objetivo el ‘aportar una conciencia política critica y activa sobre las dominaciones que somos objetos día a día’.

Danto se refiere al Arte Moderno como el ascenso a un nuevo nivel de conciencia, “no sólo significa ‘lo más reciente’, significa en filosofía y en arte, una noción de estrategia, estilo y acción”[2]. Es pertinente introducir este concepto ya que es desde este contexto en donde las artes visuales comienzan a pensar un discurso autónomo y autoreflexivo, ya no sólo remitiéndose a la simple apariencia.
Desde este momento las obras toman distancia de nociones comunes, tales como; bella apariencia, contemplación, complacencia desinteresada y mera resolución estructural.
Lo moderno distanció el rol de aquel que observa, a un lugar, en que ya no logró reconocer inmediatamente la construcción mimética de la realidad. El o ella, que observan, son desplazados desde la pasividad de la mera recepción, a un lugar de extrañamiento y posterior reflexión frente al objeto que lo confrontaba. Sin embargo, desde una perspectiva de género, puedo argumentar que esta ‘autoreflexión’, no es posible ya que para acceder a este ‘entendimiento’ en el proceso de observación, son necesarias un mínimo de condiciones habilitantes, que permitan al observador u observadora dialogar con la obra. Estas condiciones, que son sociales y culturales, no son administradas por la Institucionalidad Artística.
El Desayuno sobre la hierva de Manet, “permitió que la pintura se imaginara como Pintura con P mayúscula, y luego llevó a la asociación de Manet con el advenimiento del arte moderno”.[3]
Manet representa el acto de pensar la pintura, reflexionando en torno a la forma en que se construye la escena pictórica, haciendo patente el estudio en torno a los referentes pictóricos que hacían posible su ejecución de obra como artista plástico.
Hasta antes de ingresar al magíster en género, siempre me declare una aficionada a esta pintura (que por lo demás sólo e visto como reproducción), [me he imaginado en la sala, e soñado con estar en frente del Desayuno]… desde la perspectiva del género, mi admiración por esta mera reproducción, me hace conciente de que sólo es una construcción del sistema de la historia de ELLOS. Debo reconocer que me cuesta hablar de la independencia del arte desde este Desayuno… ya que –desde las escrituras del Magíster me hago conciente que no me pertenecen- . El Hecho mismo que yo desee convertirme en una artista, tiene que ver con lidiar con una profesión (histórica) de la cual jamás he sido parte…Sin embargo desde una perspectiva Feminista mas radical, ni siquiera el primer mundo ha sido parte de aquel espectáculo Historiográfico de ELLOS.

Alicia ya no de Teresa de Lauretis, parte por reconocer, desde el título, la oposición incondicional del feminismo a las relaciones sociales existentes, su rechazo de definiciones y valores culturales dados de antemano; y al mismo tiempo, afirmar los lazos políticos y personales de la experiencia compartida que unen a las mujeres dentro de ese movimiento y son la condición del feminismo teórico y practico.
Desde ‘esa’ escritura, de la cual me declaro en un estado de asombro, de duda respecto a problemas que escapan a que es ser mujer, y que desde mi ‘discurso íntimo’: desde mi ‘ser’ artista, tornan todo lo que antes era afirmación como pregunta
¿Antes de la pintura impresionista era posible mirar la historia del arte como una consecuencia lógica de los movimientos anteriores?
¿Las secuelas de este movimiento son el advenimiento a una nueva manera de elaborar el discurso plástico?

“Lo que cuenta no es la obra en sí misma, su valor formal, sino el proceso intelectual que la obra desencadena en el observador, desbaratando sus tranquilas expectativas teóricas y visuales”. [4]
Filiberto Menna,
… ya no te ‘puedo’ creer…por que te transformaste en Humpy Dumpty.

“Cuando yo uso una palabra”, dijo Humpy Dumpty en un tono bastante desdeñoso, “significa lo que yo decido que signifique-ni más ni menos”.
“La cuestión es”, dijo Alicia, “si usted puede hacer que las palabras signifiquen cosas tan diferentes”.
“La cuestión es”, dijo Humpy Dumpty “quién es el amo-eso es todo”.

Como todos los amos Humpy Dumpty es arrogante y grosero. La historia del arte es un amo, grosero, engreído, arrogante y sobretodo pretencioso.
Humpy Dumpty le dice a Alicia que es indistinguible de las demás y la intimida con la insinuación de que “debería haber dejado de crecer a los siete (años)”, cita Teresa de Lauretis a Alicia en el país de las maravillas, e insiste respecto al ‘consejo’ que le da Humpy Dumpty a Alicia: haber muerto o haber dejado de crecer antes de alcanzar la pubertad y la femeneidad adulta.
Sin embargo, Ella (Alicia) se siente obligada a ser educada, como le han enseñado, e intenta entablar una conversación… de la misma manera que yo intento entablar un diálogo con la historia del arte de ellos.

A partir de soluciones como las de uno de los amos de la historia: Cézanne, para quien la representación, se desplaza a un ámbito lingüístico, donde es el ejercicio mismo de la pintura el que comienza a entablar relaciones divergentes. “Cézanne formula en su investigación y en su ejercicio de la pintura; la libertad creadora, que permite al artista hacer lo que quiere.”[5] En esta libertad el ejercicio plástico se desplaza a un campo elevado, que sólo algunos observadores eran y son capaces de reconocer. Se amplia la brecha entre el sujeto artista intelectual y aquel observador, que buscaba en el arte la bella apariencia que lo situará como espectador directo de la realidad.
Desde la lectura que Lauretis realiza de Alicia, respecto a que también a nosotras nos han dicho que somos todas iguales y que deberíamos “haber acabado a los siete años”, puedo aventurarme a precisar que aquel espectador u aquella espectadora ‘no iniciados en el acabado lenguaje del arte contemporáneo’, son empujados a dejar de educar sensiblemente sus capacidades conceptuales, respecto al entendimiento de las artes oficiales, legitimas, segregadoras, que no hacen más que hacer crecer el ego, de aquellos –me incluyo- administramos el lenguaje de los hombres cultos y educados.
“Nosotras –dice Lauretis- también hemos sido educadas, como nos habían enseñado, y hemos hecho cumplidos e intentado entablar conversación sólo para que nos dijeran que no teníamos mas cerebro que un mosquito”.
Esta calificación de inferior es la misma categorización que la historia del arte le ha impuesto a aquel o aquella que observa una obra: Espectador con cabeza de mosquito.
Las vanguardias históricas se desarrollaron como testigos de un arte que se desplazo al lado hermético de la tautología de pensarse desde y para sí mismo.
Movimientos como el Constructivismo Ruso, el Futurismo, el Cubismo, el Surrealismo y el Dadá, cada uno de estos, desde su posición critica, fueron detonantes de un modo de hacer arte, que intentaba reconciliar la distancia innegable entre el arte elevado y la mirada del espectador común.
El intento fallido de las vanguardias por reconciliar el arte y la vida. Distancia que desde una perspectiva de género es la comprobación de un sistema patriarcal que lleva al arte a culturizarse a tal nivel, que el ‘sitio’ que ocuparía este frustrado sistema material y discursivo, no hicieron más que ampliar la distancia entre arte (cultural: masculino) y vida (natural: femenino), ya que en el mismo instante en que intentaron borrar esta brecha, se alejaron aún más de lo que el espectador con cabeza de mosquito reconocía como objeto artístico. Las vanguardias estallan a tal punto las formas de producción, que ya no sólo se reconoce al arte como un lenguaje autónomo, sino que instalan una escena artística que puede ampliarse a nuevos campos disciplinarios, provocando una apertura tanto, en las soluciones formales, como también en el encuentro con problemáticas de índole literario y posteriormente crítico.
Las vanguardias históricas las podemos situar en un nuevo eslabón de lo moderno, estas intentaron desplegar la relación entre arte elevado y cultura de masas; esta intención devorada por las propias situaciones históricas, políticas y sociales propias de una sociedad de entre guerras.
El fracaso de las vanguardias en su intento de relacionar estas dos polaridades, son posteriormente absorbidas y reelaboradas por los movimientos artísticos de la posguerra. Para autores como Foster, estas sólo son posibles desde la distancia que otorga la propia historia, para ser repensadas y desarrolladas posteriormente por las neovanguardias.
Tanto el Minimalismo como la abstracción excéntrica o el posminimalismo ponen en discusión la naturaleza misma del arte como expresión meramente material, alejada de todo campo de experiencia sensorial, que era en mayor parte lo que se repudiaba del expresionismo abstracto.
“Esos ‘objetos sencillos’ se interpretaron en su momento como un reto al dominio de la pintura moderna desde otra perspectiva: a medio camino entre pintura y escultura, pretendieron que el espectador fuera consciente de sus propias concepciones, expectativas culturales y valores artísticos[6]”.
Sin embargo ya, a estas alturas de la historia del arte, ya no sólo se habla de la Institución (Academia, Museos) del Arte… una vez que Estados Unidos sitúa sus ojos en el capital (moneda de cambio) que se desarrolla como mercado del arte comercial…[Recordemos que el Arte le rinde tributos a la Corte, a las Iglesias, a la Burguesía, a la Clase Dominante y Poderosa…] la absorción de las ‘resistencias’ conceptuales , son capturadas rápidamente por marchantes y curadores.

Las formas –intentan distanciarse del mercado, de la industria, del fetiche comercial, reinventándose en su condición de ‘resistencias’- dando un giro al estudio de las materialidades en si mismas, para desembocar en producciones que se distancian de la sensualidad meramente visual, atravesamos de este modo a obras que se sumergen en la reflexión de la naturaleza material y en el modo como el mismo arte debe desenvolverse ante dudosos límites; de esta manera pasada la década del 70 los márgenes se comienzan a borrar y las proposiciones visuales se amplían a modos en que los y las artistas eran capaces de sobre-manipular las materialidades, en torno a la función que estos mismos poseían como materiales de experimentación, el y la artista se hacen poseedores de la libertad de romper los formalismos estéticos y preguntarse por la naturaleza misma del objeto plástico. Este ensanchamiento o explosión de los márgenes coincide con la inclusión al ámbito intelectual y militante de la categoría de género como pensamiento critico feminista.
Si la lucha del modernismo fue alejarse de las producciones del pasado, la escena de los sesenta es un abanico de experimentación, donde son retomados con toda libertad problemas que la vanguardia había dejado.
En Malas Y Perversos Fantasías en La Cultura y el Arte Contemporáneo de Linda Kauffman, las ‘chicas malas’ y los ‘muchachos perversos’… estos artistas enfocan el cuerpo como materia en todos los sentidos de la palabra: como materia tangible y táctil.
Podemos decir que desde la frialdad de la reflexión del minimalismo, las reflexiones de Kauffman, nos acercan a obras que poseen una profundidad crítica más cercana a una perspectiva de género.
En Malas Y Perversos; se sitúa al cuerpo como la base materialista, un campo metodológico para investigaciones sobre política, historia e identidad. El cuerpo, es simultáneamente evidencia y testimonio material del proceso de metamorfosis aquí incorporado. Esa metamorfosis es el resultado de innovaciones radicales en la ciencia, en la medicina y en la tecnología… sin embargo los especialistas (expertos) responsables de tales invocaciones raramente analizan los más importante de estos ‘avances’.
En Reflexiones sobre Género y Ciencia de Evelyn Fox Keller, se enfatiza que cuando el hombre dejó de rellenar el hueco con la forma viva, aprendió a rellenarlo con la forma muerta. La naturaleza, desanimada y mecanizada, podía ser puesta ahora al servicio de los hombres.
Estos hombres que describe Fox Keller, son los mismos que raramente son capaces de analizar estos importantes ‘avances’.
Necesitamos artistas que interpreten las nuevas tecnologías, pues únicamente estos artistas tienen los medios para ir más allá de la tecnología y analizar las motivaciones subyacentes y los impulsos contradictorios inherentes en ésta, Sólo los artistas pueden exponer el significado que ya nos envuelve de manera invisible. Para Kauffman, estos artistas son los verdaderos traductores de la cultura contemporánea, revelando lo que sucede realmente en un momento en que nos dirigimos hacia una comprensión muy diferente de la cultura. En el mismo texto, se entabla una discusión muy interesante respecto a la cultura popular, por años marginada de la historia del arte oficial, Kauffman, la sitúa como una ‘maquina productora de deseo’. y enfatiza que hoy la confusión sobre el impacto de la cultura popular permea el discurso público: los activistas contra la pornografía insisten en que las imágenes de sexo y violencia tienen un impacto directo sobre el público, mientras que los activistas de la censura lo niegan… Los artistas perversos y las artistas malas muestran que ambos bandos están equivocados: la cultura popular produce un impacto, pero no de la manera que imaginan sus detractores.
Para Kauffman, si lo psíquico es una de las bases de este estudio, lo social es la otra, con un importante énfasis particular en el aura, la ideología y el espectáculo. Lejos de ser natural, universal e inalterable, los cinco sentidos son construidos, contingentes y han de ser políticamente contextualizados.
Para terminar, re-citaremos a Laura Mulvey de Fatishin and Curiosity, II, que es citado en Malas y Perversos: “La importancia política y psicológica de los sistemas de representación aumenta con el crecimiento de las industrias de las comunicaciones y del entretenimiento. Estas industrias no sólo tienen una importancia cada vez mayor en el capitalismo contemporáneo, sino que el espectáculo y una referencia decreciente son esenciales a su difusión y a su atractivo”.
Es por eso que es importante situar la discusión del arte contemporáneo, desde una perspectiva de género, sin perder la connotación militante del concepto, no es sólo ‘arte de mujeres’, sino que es un arte que cree activamente nueva estética, contraria a la que se administra en la Academia y en el Museo. Instalando obras que sean capaces de poner en entredicho a quienes detentan el poder, por ejemplo, de definir la belleza y de proclamar que el cuerpo de la mujer necesita un arreglo. O que el rol de las mujeres sigue siendo el de espectadora de un show manipulado por varoncitos, que la ensalzan de virtudes y valores del siglo de Romeo y Julieta. Es necesario, con urgencia mostrar que los cuerpos no nacen, sino que son construidos y mediados por poderes que se satisfacen a partir de la administración de frustraciones, sólo desde ese repertorio de conciencia se podrán modificar las dormidas conciencias críticas: inconscientes, superficiales y vacías.
[1] Nochlin, L. (1971): “Why there have not been great women artists?” En Women, Art and Power and other essays. Londres, Thames and Hudson.
[2] DANTO Arthur. Después del fin del arte. Cáp. 1. Introducción: moderno, posmoderno y contemporáneo. p.30
[3] FOSTER Hal. Diseño y Delito. Cáp. 5. Archivos de arte moderno. p. 68
[4] MENNA. La opción analítica en el arte moderno. Cáp. V. Crítica de la representación. p.48
[5] Ibíd. p. 27
[6] TAYLOR, Brandon. Arte Hoy.Introducción: Tradición y Vanguardia. p. 8.

Bibliografía
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MOORE, Henrietta. Antropología y feminismo. Ediciones Cátedra. Universitat de València.


BOURDIEU, Pierre. La Dominación Masculina. Anagrama. (2000)

¿Quieres ser dichosa? (1)

Procura ser dichosa, busca la dicha tenazmente, y si no encuentras la dicha grande, podrás encontrar las pequeñas dichas, que son fáciles y duran más sobre el corazón. 
Aprende a gozar con lo pequeño y que te haga feliz la simple luz del día, una sonrisa o una mirada cordial.
Mata la ambición, que es plebeyez espiritual. A la fuente de la felicidad vienen muchos en busca de agua vital. Los lujuriosos traen grandes cántaros, y se fatigan con el peso de su misma ansiedad. Los que son humildes y sencillos llevan solamente un vaso, lo llenan y se van con paso ligero y dichoso.
Si hoy te ama tu amigo y te es leal tu camarada de labor, si tu huerto tuvo una rama florida y miraste el mundo, que es hermosura, puedes tenderte apaciguada en tu lecho al acabar el día.
Si no tuviste una de esas cosas materiales, busca la otra que se te ha debido dar, porque el Donador no duerme y su mano está siempre labrando bienes para los hombres.
Tal vez fuiste capaz de concebir un pensamiento alto, o amaste más que ayer, al besarlo, a tu hermano. También eso fue ganancia, porque añadiste alma a tu alma.
Has ganado también si tuviste más ágiles las manos en la faena; has ganado si este día tuviste más suavidad de corazón y escuchaste una injuria sin la contracción de odio que hay en ti siempre.
Y si nada visible recibiste, está segura de que aún tu ganancia fue mayor, porque ha sido misteriosa, maravillosa. Alguno que hoy conociste te amo sin decírtelo, y te va a seguir toda la vida con su ternura. Hay semillas de amor que el sembrador no ve caer, que se deslizan de sus dedos, y brotan, y le entregan flor y fruto un buen día, bajo sus miradas de asombro. Te aseguro que este día fue de cosecha para ti, como lo son todos los días de los hijos de Dios.
9 de Septiembre de 1954
(1) Gabriela Mistral
GRACIAS POR COOPERARNOS, AYUDARNOS, PENSARNOS
LO LOGRAMOS!

volver a pasar por el corazón (bis)

epílogo

celebrar a la patria no es asunto mío
desde hace ya varios años
sin embargo, no seré mal agradecida
de la posibilidad de poder descansar
en medio del caos dieciochero


comí cerdo para el cumple del clemente
viendo los simpson con la amalia
de tanta emoción de estar en guanaqueros con mis sobrinxs
                                                                                               
-me olvide de lo que le pasa a mi panza-

con la patria
el asado
la parrilla
los aviones





el eclipse

gracias a que la gran estrella  me tiene bien adoctrinada
respecto a la maravilla que es el universo
es que este eclipse del 16 de septiembre
me pillo bien parada digamos
siento que pude recibir unos buenos  mensajes  del universo 

en códigos 
y con cólicos 

con mensajes concretos respecto a asumir una practica 



luna llena derribadora de mitos e historias 
con uds. crecimos y hasta nos identificamos

¡ no da para más !

me traen la espalda pesada
la cabeza sobre estimulada
entumida sin poder ser en el soñar





como dice la Amalia
las verdades siempre están en el corazón 


tapiz colaborativo en  búsqueda de financiamiento compartido

recuerde ud.
a quien, quizás hace mucho tiempo no veo

pero aún nos recordamos

que aún esta a tiempo de apoyar económicamente a:
la "Residencia Colaborativa de Arte Textil"

realizamos 21 talleres abiertos a la comunidad
en éste taller, construimos un gran tapiz
(un 'paño' de gran formato)

NUESTRO ACTO TEXTIL
homenajeo a las bordadoras de isla negra
al proceso de construcción de  su bordado
de 10 metros x 4 metros  /supimos esta medida el 10 de Sept.2016
realizado el año 1972
en tiempo record
por un grupo de 20 mujeres de la localidad de Isla Negra
para ser la colección permanente
del Centro Cultural Metropolitano Gabriela Mistral
construido en tiempo record
-en 175 días
para que se realizase en el
la III Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Comercio y Desarrollo
en el Tercer Mundo
más conocida como  UNCTAD III


el 11 de septiembre
fue el golpe militar
bombardearon la moneda
y se instalaron a 'gobernar'
en 'el diego portales'

en el Centro Cultural Metropolitano Gabriela Mistral
vimos desaparecer las piezas de arte
vimos como destruyeron  esculturas

el textil se perdió / desapareció


seguimos pensando y sintiendo
reflexionando con lápiz y textil
a la comunidad de practica que creamos
en el Centro Cultural Gabriela Mistral /Gam


NECESITAMOS QUE NOS COLABOREN

Tiempo restante:

16 días para poder donar






desde lastra , entre independencia y la paz

quiero escribir hace meses
pero no lo había conseguido
quizás la escritura se concentro en la mudanza

hace 5 años que no tenia mi propio espacio
quizás por eso es que he estado
como cuando me vine desde la serena a stgo el 2001

he estado tan sensible
y si ya soy sensible
he estado como en las cuerdas con mi sensibilidad

concentrada en mi misma
no llevando la atención afuera
mirándome

afortunadamente tengo dos compañeras de torre
que son el sol, la luna, las estrellas y las constelaciones
nos ayudamos, escuchamos  y cocinamos rico

mirar la mudanza
atravesar el tiempo
leer el horóscopo
regar las plantas
hablarle a las plantas
cocinar la avena
extrañar mucho a la miel en la mesa
en el té
en la avena
encargar miel
llorar un poco la historia pasada

celebrar las lagrimas que ayudan a mirar mejor  el presente
          reír el presente
llorar no es -sólo- tristeza
también es celebrar la historia que se renueva

bailar  bailar  bailar


re-evaluar a los huertos y huertas por la inclusión
sentir la militancia
tener mucho miedo de agotarme como el año pasado
decidir perseverar
sin caer en la sobrecarga

recordar la experiencia corporal de no poder cambiar el sistema global

recordar que el compromiso más radical es preparar el desayuno
el almuerzo, la once

recordar que hago arte social
para mi sobrina Amalia, mi sobrino Clemente
para mis amigxs de niñez
y para aquellxs que han nacido en el andar

recordar que el arte social es una ciencia impresisa
que se basa en el escuchar
en no presuponer y jamás tendrá que competir con el arte tradicional


recordar la primera migración a la gran ciudad
llorar la tierra lejana y añorar su lentitud


que el patriarcado no se meta en el alma
que el alma se mantenga bailando
los ritmos que la sanen y la alienten

que el patriarcado no se meta en mi vision de vida
que mi vision de vida me de energias nuevas cada día
que cada día sea capaz de respirar el presente
que el presente me oriente
me tumbe al ritmo sagrado
lo sagrado del cotidiano

a desacralizar la fe!

prender la compu
escuchar regueton
bailar dancehall
reírme y admirar como las mujeres de los clips
mueven las caderas

imaginarme bailando dancehall
pulsar para que el prox viernes todo calce
para ir a zumba en la junta de vecinos de lastra

no tener vergüenza de bailar regueton
bailo regueton
aveces, estoy hablando con alguien
y se me aparecen canciones de regueton
y siento el placer culpable (vivo)


y para terminar
vivir en lastra
es volver a pedalear la cotidianidad
da animo y esperanza
tener autonomia para recorrer
esta, la que aveces, es una mierda de ciudad

donde unxs pocos tienen caviar
y muchxs nada de na'

fin



 


autocuidado

una vez , hace varios años, me dijo la lucia que hija de perra hablo del autocuidado en una charla en la universidad de chile, recuerdo que me puse super contenta de que en las cátedras de genero se estuviesen entablando diálogos desde  la importancia del autocuidado.

no fue para mi así
mientras estudie el magister de genero
a veces pienso en esos años
y me recuerdo llena de teorias
pedaleando desde gomez millas
hacia monjitas
con mi corazón duro 


el autocuidado es la raíz de amarse a unx mismx,  hay que recuperar y visibilizar ese espacio intimo con el sí mismx, muchas veces se le exige a otrx que nos cuide (pareja, madre, padre, amigxs) y se vive en la desesperanza de la insatisfacción 'no hizo lo que yo queria' ...

el autocuidado
nos enseña autonomía 
nos facilita la alegría cotidiana 
y nos recuerda que somos
para nosotrxs mismxs la totalidad