DONOSO-RIPSTEIN- DONOSO-RIPSTEIN- DONOSO-RIPSTEIN- DONOSO-RIPSTEIN


[0]

La novela y el filme. El filme y la novela.
¿Desde que lugar?
¿Es posible aún conservar las jerarquías?... Uno primero… Otro después.
¿Es posible?

Este ensayo no pretende nada… - instancia primera de acercamiento al papel en blanco-.
“La sólida distancia eficiente al blanco provocada por el encima del recorte, incide en la transformación del famoso blanco mallarmé en dispositivo”.[1]
En mi reflexión ese ‘recorte’, se enmarca-encuadra-organiza desde el espacio de la mixtura de ambas obras, novela [y] película, en mi cabeza.
Se introduce entonces al lector. A ingresar a este ensayo, -desde este cuerpo cansado- comentario necesario, ya que desde este, todo ‘absolutamente todo’, duele aún más… Se sitúan las manos sobre un teclado que lo recorren – a ratos rápidamente, a ratos lentamente, a ratos inmóviles,-diez uñas pintadas negras. En un intento de disfrazarse-me… y desde ahí buscar lo propio, tras el disfraz… como la Manuela, como la Japonesa, como la Japonesita… como todos.



[1] Lo primero es lo primero…

Y es inevitable mantener el inicio… El principio de los tiempos literarios y cinematográficos.

Fausto: Primero te interrogaré acerca del infierno. Dime, ¿dónde queda el lugar que los hombre llaman infierno?
Mefistófeles: Debajo del cielo.
Fausto: Sí, pero, ¿en que lugar?
Mefistófeles: En las entrañas de estos elementos. Donde somos torturados y permanecemos siempre.
El infierno no tiene límites, ni queda circunscrito a un solo lugar, porque el infierno es aquí donde estamos y aquí donde es el infierno tenemos que permanecer…


MARLOWE, Doctor Fausto[2]


[2] Orden.

‘El orden de los factores-¿si o no?-alteran el producto’.

Por la noche del martes 3 de julio del año dos mil siete, veo “El lugar sin límites”. Mas tarde, el mismo martes 3 de julio del año dos mil siete, y el miércoles cuatro de julio del año dos mil siete, leo “El lugar sin límites”. Pero, hay una serie de acontecimientos anteriores,-dos o tres semanas atrás-, en que tomo la novela y leo su epílogo. Enmarañada entre tanto trabajo, sólo recuerdo la sensación, en una palabra temí. Tuve miedo. Cerré la novela y, supe que la travesía de la lectura- pude prever,- me trasladaría al mismísimo lugar sin límites. A la crisis de mis propias nociones –básicas, elementales-, no por ello no necesarias, a ese punto en que mis propios lugares comunes, se tornan desconocidos. Ahí en ese espacio, donde los miedos, vacíos, repletos, abismos, espejismos, simulacros, seguridades, dudas… Donde somos torturados y permanecemos siempre. …Donde… tenemos que permanecer…

Leer.
Leer, después de ver. Ripstein como copia, jamás como original.

Mefistófeles –espacio intocable-, escrito y hablado. Aquel primer momento, la primera atmósfera, que no hace más que radicalizar ese- lugar - sin- límites. La novela. Sin embargo, hay una serie de elementos que anteceden aquella primera lectura. Se insiste, se escribe –sobre pantalla blanca-, para evidenciar el proceso constructivo del mismo texto. Lo menciono para que el problema que, –pretendo aparezca en la medida que construya este texto-, no sea olvidado por la persona que en estos momentos lee y se esfuerza-eventualmente- en comprender. Te invito a ingresar a la forma ciega y deleitosa de la búsqueda del problema.

Febrero del año dos mil tres. Baúl de la casa de Caterina, en Copiapó. Un día antes de partir de vacaciones a Perú. La circunstancia es encontrar lecturas, que potencialmente puedan servir de ‘distraccion y acompañamiento’, en las muchas horas de viaje en bus. El libro recorrió de Copiapó a Arica. Atravesó la frontera, llego a Perú. Luego Bolivia. Regreso a Chile. Existió un instante en que mis manos lo tomaron, mis ojos lo leyeron, pero guardando el respeto inmaculado al terreno literario. No hubo pasión, no alcance a enamorarme de el. De esa manera, lo guarde.
Espero expectante. Hasta ahora, que lo leo, para este objeto-ensayo, impuesto por el poder de la bibliografía.
Me someto a un pequeño ejercicio. Una revisión de los momentos teóricos que rodean a “El lugar sin límites”. Cuando me enfrento a este nuevamente, es bajo su dualidad.
Dejo de ser, solo objeto literario y, se torno fílmico.

Viernes veintiuno de Octubre del dos mil cinco, cátedra de Cine Latinoamericano. Profesor Pablo Corro. Se inicia la clase. Llevamos un par de reuniones, que anteceden la presencia de Arturo Ripstein. Ese día por primera vez vi un fragmento de “El lugar sin límites”, específicamente el momento en que don Alejo gana las elecciones. Sentado en una mesa al centro del burdel. A su lado la Japonesa grande. Dicho fragmento se cierra cuando la Manuela baila. Se ríen. Se enoja. Exige una explicación. Es protegida. Vuelve a bailar. Todos bailan. Sale la Manuela y, tras ella todos los demás. Por caliente la arrojan al canal… Pablo Corro problematizo, según mis respectivos apuntes del curso, desde la figura del travestí, reconociendo ahí, un modo de mimetismo humano, una intención de metamorfosis, un gusto en el disfraz y, en el convertirse en otra cosa. La Manuela. En ella se reconoce al travestido. Sujeto político, a contracorriente. Resistente en la construcción del propio cuerpo, que a su vez, opera como alejamiento. “…son hipertélicos: van más allá de su fin…”[3]

Jueves catorce de Junio de este año. Franja de Daneo Flores. Cine y Literatura Chilena. De golpe como si jamás la hubiese visto. Ripstein desde su autonomía. Una modernidad literaria en trance. Apropiada. De un Donoso en descalce, testigo del fin de una época y el comienzo de otra. Se levanta la pregunta ¿En que tiempo?, ¿Dónde se ubica?
La escena que vemos es en la que la Manuela baila con Pancho.

[Pancho –grita, ataca, violenta, a la Japonesita-: ‘¡dile que venga a bailar!… ¡que yo quiero verla!’…
-Silencio-. De pronto…
Manuela: ‘¡Pónganme el Relicario, chiquillos!’
Pancho: ‘Vámonos… aquí se nos curo la enferma…
Manuela: ‘Yo salgo hasta el final. Yo soy el plato fuerte.
-Corazón’ (lentamente)
Pancho: ‘Y el mas sabroso’.]

En un burdel oscuro, caído… en un Olivo, sin luz, agónico. Que se resiste desde lo subterráneo del mismo infierno.


[3] …el contacto libre y familiar entre la gente. [Bajtín]

El mes de junio, en la franja de Patricia, se planteo el último fragmento del curso. A partir de la problematización de la ‘Teoría de la Carnavalización’ de Mijaíl M. Bajtín.

…padecí, palpe-en el propio cuerpo-, …la agonía de la diferencia...

Esta teoría de la carnavalización dialoga con lo social, con lo antropológico. La reflexión del autor es a partir de los carnavales medievales que tienen un inicio y un final… nos situamos en el Olivo, en la casa de la Japonesa, mesa al centro, alrededor de esta. La Japonesa y Don Alejo…Espacio temporal delimitado físicamente y, legitimado por aquellos que se concentran en torno a la celebración. “Las mujeres del pueblo se pusieron de acuerdo de no protestar por tener que quedarse en sus casas esa noche, sabiendo perfectamente que todos los hombres iban donde la Japonesa.”[4] En Ripstein las mujeres que caminan por la calle, en la mañana previa al festejo, se dicen a si mismas, que la ausencia de sus hombres las une a compartir, por la noche. Entre ellas mismas. En tinieblas a conversar. El Olivo –literario y fílmico- “elaboran lenguajes de formas simbólicas concretas y sensibles desde grandes y complejas acciones de masas hasta aislados gestos carnavalescos”.[5] La Manuela, al ingresar a cada espacio- literario o fílmico-, impregna la escena de un modo único, resistente en si mismo. Cuerpo militante. En tensión constante con las imposiciones sociales heredadas de la cultura dominante. Bajo movimiento físicos libres, con un modo de comunicarse sin prejuicios. Una conciencia inconciencia del lugar donde reside, en el límite constante. Ni allá ni acá. Simplemente esta- ahí.
Bajo una risa suspendida en el éxtasis, que le hace peso a la autoridad.
Descarada, en exceso, en desborde. En su modo no hay reglas, no hay normas, ni control. La Manuela se resistente a ser cosificada. Al margen de lo masculino, al margen de lo femenino. De ningún modo un tercero-tercera.
Manuela en construcción constante. Como alteridad, como sujeto que a partir del reconocimiento de su diferencia es capaz de construir su presente –capaz de dar la cara al poder-, sin vergüenza. “Y tomaron juntos, la Manuela y don Alejo, riéndose.”[6]
“El carnaval es un espectáculo sin escenario ni división en actores y espectadores”.[7] Alejo gana las elecciones de senador. La celebración se lleva a cabo en la casa de la Japonesa. En ese encuentro, se invierten las relaciones. El poder descansa, es flexible y, hasta benevolente. Siempre controlando y manipulando. Sin embargo “ebrio”, no en el trono, sino en una vulgar silla, en el mismo nivel que la dueña del Burdel.

[4] Sábado siete de julio del año dos mil siete.

El carnaval en el “Chavo del 8”. En “Cantinflas”… “Condorito”…
Hoy en sequía.
A ratos agónico.
Es necesario buscar más, en el interior de los medios. Ante nuestros ojos – sentidos-, ya fatigados, se organizan como pequeños detalles, resquicios. Resistencias carnavalescas
[1] KAY, Ronald. Rewriting en Quebrantahuesos. Depto. de Estudios Humanísticos. Universidad de Chile. Santiago. 1975.
[2] Epílogo de la novela. Primera escena del filme.
[3] SARDUY, Severo. La Simulación. Monte Ávila. Caracas. 1982.p. 64.
[4] DONOSO, José. El lugar sin límites. Alfaguara, Santiago.1995. p. 64.
[5] BAJTÍN, Mijaíl. Problemas de la poética de Dostoievski. Fondo de Cultura Económica, México. 1986. p.172.
[6] DONOSO, José. El lugar sin límites. Alfaguara, Santiago.1995. p. 73.
[7] Ibíd.

PALOMITA NEGRA.




-¿Qué opina del libro Palomita Blanca de Enrique Lafourcade?


-"Un Libro que me sirvio para hacer una pelicula"(Raul Ruiz)




I. Introducción

I.1.
La propuesta critica de este trabajo es tensionar la novela “Palomita Blanca” de Enrique Lafourcade y el filme “Palomita Blanca” de Raúl Ruiz.
La novela se lee como documento histórico, ya que instala tanto en la apertura, desarrollo y desenlace una construcción narrativa a partir de hechos reales ocurridos en nuestra historia reciente; Festival de Piedra Roja, el mensaje de Silo a la sociedad chilena de los setenta y el asesinato del general Schneider. El texto -material y visual-, inscrito bajo el marco político-social del asenso al gobierno de la UP. La novela y el filme como antecedentes del fin de la inoperabilidad de la instauración de una utopía local, enmarcada en el discurso del Gobierno de la Unidad Popular.
La propuesta en este trabajo, se plantea desde la operación crítica de establecer diferencias desde ambos objetos, estas distancias son nítidas. El texto fílmico se desmarca de la condición de realismo apabullante planteada por Lafourcade. Ruiz es mucho muy libre al seleccionar, en primera instancia –cortando y pegando- los hechos más importantes, sólo respetando las situaciones detonadoras de la trama principal. Es necesaria una aguda reflexión para desmarcar la superficialidad de la primera lectura.
El film traslada el conflicto amoroso de la novela -a ratos insoportable-, a una plataforma de pensamiento fílmico, desde la poética autónoma de Ruiz, bajo una propuesta visual eminentemente crítica.


“Sólo respetaré las situaciones”. Raúl Ruiz


I.2. Resumen de la obra a analizar.
Desde la novela

Santiago de Chile, 1971, Festival Piedra roja, se conocen María y Juan Carlos. Juntos viajan a la costa, iniciando un romance bajo un rito de iniciación, influenciado por el mensaje de Silo, que Juan Carlos practica.
En Santiago la pareja comienza a reunirse con mayor frecuencia, Maria se traslada desde Recoleta –marginal, periférico-, a la triada Providencia- La Dehesa - Vitacura –alto, dominante-.
Bajo la efervescencia política de los setenta, transita el drama amoroso, marcado por las diferencias (sociales, políticas, ideológicas). El desenlace de los protagonistas, marcado por la violenta separación, instala la distancia innegable de dos mundos irreconciliables.

II. Hipótesis

El curador de la Documenta de Kassel[1] de este año Roger M. Buergel (1962, Berlín), en el proceso de selección de las obras se pregunta si acaso el arte es el medio para educar en el reconocimiento de un horizonte común en un mundo donde reinan todas las diferencias. Es fundamental establecer “una conciencia histórica de nuestra circunstancia actual”[2] sólo de esa manera es posible problematizar en torno a las figuras del poder presentes en nuestro cotidiano. En mi caso particular, al interior de las estructuras de poder del campo del arte. Foucault plantea respecto a las relaciones de poder lo siguiente que sean triviales no significa que no existan [3] , planteo una conciencia crítica activa, como respuesta a la segregación de la cual soy testigo en la escena cultural que formo parte. Es necesario situar mi problemática personal: la imposibilidad de acceso desde un sector no legitimado, impidiendo la articulación de los lenguajes, por tanto quedando invalidados de interpretar las obras, principalmente las de carácter conceptual. Esto reforzado desde la escritura de Adriana Valdés al remitirse a la escena cultural local como problemática, específicamente al referirse a obras que quisieran ser contestarías dentro de una sociedad, pero que terminan por no tener existencia frente a aquéllos a quienes buscan oponerse, insistiendo que al espacio público no se accede sólo con la voluntad o con la buena intención. La resistencia no operaría, ya que se habita bajo la precariedad del medio cultural[4].
Existe un desajuste respecto al poder que ejerce el arte contemporáneo –dominante- en relación con el espectador no iniciado en la especificidad del arte actual. Nuestra escena cultural local, que incansablemente se pregunta; visual y teóricamente, desde mi punto de vista inútilmente. Principalmente por su incidencia enfermiza en insertarse de manera concreta en la escena contemporánea “internacional”. Inconcientemente intenta problematizar lo propio, desde políticas estéticas que se desprenden de los discursos dominantes, de los cuales distamos de pertenecer. Esos discursos han sido desarrollados del otro lado/en la escena legitimad del arte internacional. . La ambición de la inscripción inmediata, bajo la figura del artista globalizado, provoca un vaciamiento de sentido en las producciones culturales locales, principalmente por la absoluta pasividad e inocuidad del discurso. El terreno del arte actual chileno, marcado por la ausencia de una resistencia real en torno a las figuras de poder.

El objeto crítico para este trabajo es –Palomita Blanca-, me pregunto: ¿Es capaz de educar esta obra? Puedo afirmar que sólo desde el desarrollo de una lectura crítica entre la novela y el filme, tanto por semejanza como por oposición. Siendo la segunda figura la que mas prevalece. Selecciono entonces una serie de puntos de inflexión, nudos críticos para comenzar a dialogar entre estas dos producciones.
Ruiz, presenta una obra arriesgada, intensa, vanguardista, matizada y que a la vez revela una de las enfermedades de nuestra escena cultural: el filme no es conocido por las masas, ya que estuvo resguardado bajo dos momentos. El primero, por la represión en las esferas del poder que confisca el filme, calificándolo de no apto y, un segundo momento, en la actualidad por la inexistente presencia del filme en los sitios de arriendos de películas. Se suma a esto la pésima calidad de las copias y, la negación por parte de los aparatos culturales de hacerse cargo de artistas de la envergadura de Ruiz. No esta legitimado, bajo nuestros marcos, por la ausencia de un sistema crítico sustentable, este más bien inofensivo e inoperante, no logra situar la radicalidad de los enunciados en la versión fílmica de “La Palomita Blanca”.
Se recita la historia de la inscripción de nuestros artistas, y es el sistema internacional del arte el que valida la producción de este realizador. Doble impedimento. Una escena cultural local temerosa y débil. Por otro lado una literatura segregadora, segmentaria y secular, que el Ministerio de educación recomienda como lectura para primero y segundo medio. La obra de Lafourcade, desde mi punto de vista, debe ser tensada con la producción fílmica de Ruiz, para así ampliar el espectro de lecturas e interpretaciones y, de esa manera no limitarnos a analizar en solitario el texto escrito, ya que la interpretación que se desprende de este objeto es cerrada y elitista.

El ejercicio que establezco en este trabajo, se sitúa desde la intención de trabajar desde lo que vislumbro como falla al interior de un sistema de iniciación (educación básica, educación media y universitaria). Enfermedad no solo presente en las interpretaciones de obras con matices contemporáneos, sino principalmente en los comportamientos no-críticos de los sujetos en relación a su mismo cotidiano, la pasividad de no poder mirar nuestra propia historia particular ni colectiva (principalmente la reciente). Los errores los detecto en la educación escolar, y por consecuencia lógica, al interior del sistema de validación del arte. Esto evidenciado desde la ausencia de puntos críticos, tanto dentro como fuera de la institución. No somos capaces de mirar problemáticamente nuestro contexto, por que no existen ejercicios precedentes que nos hagan pensar críticamente la escena de la cual somos parte. Mas bien la industria cultural nos sitúa en una pasividad absoluta, negando toda posibilidad de autocrítica.


III. Desarrollo


“tú eres mi Dios, Juan Carlos”
(María, Lafourcade)
- Llegamos a la playa, se bajo. Me dijo que me desnudara, a mi me dio vergüenza, por que estaba con toda la ropa rota, y él con su ropa tan linda.
(María, Ruiz)

En la novela hay una presentación gratuita de la doble condición de inferioridad de María. Reconocemos insistentemente que ella pertenece a la clase baja, por constantes figuras de alteridad, respecto a la superioridad de Juan Carlos. María vive en un cite en Recoleta, no en una casa acomodada del barrio alto. Va a un Liceo, no a un colegio privado. Su ropa es vieja. No viste a la moda de jóvenes ricas (os) que manchaban su ropa “a la manera de los hippies norteamericanos” (que por cierto en los setenta ya estaban desacreditados como resistencia, el sistema dominante ya los había absorbido). María lee Corín Tellado, basando sus reflexiones en torno a la figura del folletín rosa. Lafourcade no da indicio alguno, de que esta mujer es letrada, más bien es una joven que deambula en los terrenos de la irracionalidad, todos sus movimientos y decisiones bajo la dominación masculina. El mundo devora a María, esta se presenta como victima inocente y excesivamente pasiva de un destino divino. Esto develado por el autor mediante un constante arrojo desinteresado a la oración obsesiva. Juan Carlos, se presenta como sujeto en apariencia integro. Ilustrado, opta por abandonar el modelo en que fue educado, desde la conciencia de haber nacido en el lugar de la dominación: “pensamiento científico ilustrado” es que Juan Carlos decide huir.
En la novela Juan Carlos es un ser supraterrenal, que viene a liberar a María de su fatal destino, de sus pesares y desventuras. ¿Héroe de la novela rosa o Príncipe azul? Ella invalidada, en pausa y silente, con la obsesión perturbadora de marido, hijos y amor eterno. El cuento de hadas. Un sin fin de figuras dominantes. Una relación de poder bajo la forma de institucionalización de la familia, como sistema represor de deseos individuales. Se presenta la estandarización del deseo bajo el “amor institucionalizado”. Se revela la superficialidad de la relación amorosa, ya que sólo se remite a la superficie del cuerpo “bello” del enamorado. Ella sólo logra validarse a sí misma desde la mirada hacia el otro como divinidad, Juan Carlos es la figura del príncipe azul. Lafourcade, principalmente al principio de la novela, legitima al macho dominante y reprime la figura resistente de la mujer, de la cual Ruiz da indicios
Juan Carlos se resiste a ser lo que es. Opta por investirse bajo la figura de un rebelde, intentando desmarcarse de su aristocrática familia. Esto se reafirma al establecer una relación amorosa con una mujer de clase baja. Lafourcade nos traslada al sueño, propio del melodrama: patrón adinerado que se casa con la asesora del hogar. Este gesto, recuperado por Ruiz al insertar fragmentos de una teleserie, que ve María. Es interesante establecer una relación con la imagen del melodrama, que se inserta en el film, para que sea observada por los personajes y a la vez por los espectadores del filme.
La recepción por parte de los televidentes-actores, testigos de la tragedia del relato sentimental, instalado por la industria de la televisión. Se transparenta la relación de pareja, se presenta como desvío estereotipado, de las estructuras del “amor estandarizado”. Un discurso desde la escritura de Lafourcade, que no tensa la condición de problematizar en torno al amor, sino que, dispone al amor como un elemento más, el discurso valido lo masculino sobre lo femenino, anulando la voz de María, invalidando su condición de mujer. Resulta problemático, hoy, pensar en la figura de María, a partir de la recepción de la novela como best seller local en los setenta, principalmente por la figura de la mujer, presentada como un ser inferior, supeditado a otro, sin ninguna puesta en duda, con capacidades celestiales[5].
Ruiz inserta fragmentos propios del melodrama, este gesto permite tensar críticamente la figura amorosa que impera en la actualidad. Se observa el filme como documento de la década de los setenta, pero también se reinstala problemáticamente, desde el discurso amoroso imperante hoy, dominado por estructuras ideales, quiméricas, platónicas que no hacen más que llevar a las relaciones a una absoluta superficialidad.
Al establecer el nudo entre el filme y la novela, la reflexión en torno a la figura dominante de las formas de organizar cruces amorosos, se hace fundamental. Nuestra sociedad esta tapizada de María-s, se reconocen espacios de ella, desde quien escribe. Ese modelo es necesario cuestionarlo. Con urgencia.
-Sabì Juan Carlos tus amigos creen que se están riendo de mí, pero no es así, me estoy riendo yo de ellos en el fondo por que yo se que ellos tratan de reírse de mí y al yo saber que se ríen de mí, me estoy riendo yo de ellos.
(María, Ruiz)Discoteca.

En el film María se presenta inquieta. Es capaz de situarse en su contexto, y validarse a sí misma, desde la inocencia, pero no inconsistentemente. Dando un paso absoluto respecto a la pasividad de la novela. Es sin duda al interior del texto fílmico que este personaje puede darnos matices de cuestionamiento. Principalmente respecto a la visión planteada por Ruiz de la mujer. La María del filme esta en construcción, no hay una verdad asumida, más bien una puesta en crisis de la visión de Lafourcade. Estas dos mujeres, son radicalmente. La de la novela se instala en la vida, en una marginalidad absoluta, muda. Su habla sólo es posible, desde la voluntad simbólica de Juan Carlos. Solo el amado le otorga la palabra. Ella refuerza, piensa y traduce, su lengua desde el hombre adorado. La María de Ruiz, aunque no absolutamente autónoma, sí, no se puede desconocer, en su interior bajo una inquietud constante. Sus preguntas, sus actos, no son desde lo que el amado enaltece o valida, sino desde una búsqueda personal, desde la intimidad del cuestionamiento. ¿Cómo si ser adolescente fuera fácil?

-¿Me encuentras linda?
-Eres medio negrita, pero harto linda.
(María-Juan Carlos, Lafourcade)

Juan Carlos reemplaza su habla. No tiene discurso. Desde Lafourcade sí, este le otorga la palabra, que el mismo autor necesita validar, aunque termine como asesino, la figura de dominador de María, es aún más violenta. Pero desde Ruiz, Juan Carlos es un tipo torpe y sin ningún cuestionamiento sincero, más bien un niño caprichoso, mimado y pedante, criado por un padre represor y una mujer adultera[6]. Esto último en la novela se traduce en una justificación ante los comportamientos de Juan Carlos. Mientras que Ruiz obvia absolutamente este dato de la narración. En el filme traduce lo que escucha, no hay una reflexión respecto al mensaje de Silo. En el encuentra, pasivamente, la paz que no tiene en su vida y adopta este modelo como lengua, que no le corresponde. De la misma forma que María se refugia en Juan Carlos, este se abandona en Silo. Ambos son testigos del intento frustrado, de anhelar una vida bajo los designios de un gran mensaje. La desesperación de querer vivir bajo el gran mito, ambos como resquicio de desear vivir espiritualmente.

-Aunque no gocé pero estaba tan feliz, que hasta me olvide de todo.
(María, Lafourcade)

Este abandono de la espiritualidad se traduce en la connotación negativa de la condición no virginal de María, especialmente en la presentación del encuentro sexual. Lafourcade denigra a María. Pone énfasis excesivo en la no virginidad de esta, principalmente en la violenta que ejerce Juan Carlos cuando se percata que no es el “primero”, y por otro lado, la sumisión de la chica, que se somete a una oración excesiva con María (madre de Jesús). La plegaria para que el amor regrese, y se convierta en propio, olvidando las condiciones mínimas de respeto por su construcción de género femenino. Se pone en crisis la condición de mujer. No importa si fue violentada sexualmente por un familiar, y se da importancia a la no virginidad, esto último como un enjuiciamiento gratuito. En la novela se da mucho más relevancia al hecho de que no sea virgen y al no construir una reacción capaz de responder ante los ataques y abusos del muchacho. María continúa rezando por su regreso, sin elaborar en ningún momento un cuestionamiento respecto al modo en que el hombre la violenta física y sicológicamente. Respecto a esto, la operación fílmica es fundamental, ya que Ruiz obvia la multiplicidad de categorías moralizadoras presentes al interior del texto escrito. Ruiz desarrolla el encuentro sexual, no desde la dudosa condición de pureza sexual de María –como revelación de santidad- , sino como confrontación de María a Juan Carlos, al interpelarlo y, en la cama preguntarle ¿Te chingaste? Ante esto, la reacción del macho herido es con golpes en la cara, cachetas, bofetadas, que sitúan a Maria en una posición victimaria. Sin embargo, no desde una absoluta sumisión, ella ha decidido estar en ese lugar, en esa cama. Ruiz valida la autonomía de “enamoramiento” de la protagonista, le da voz a la chica, le otorga un habla, que reclama e insiste una posición. Desde la multiplicidad de voces en off, se traduce una decisión. Sólo desde la conciencia fílmica de María , es posible validar su espera fortuita, ella en el film se piensa a sí misma desde el amor, pero un amor que ha sido travestido por la misma industria, ella adopta los roles que el mismo sistema (de poder) ha instalado en el imaginario popular. Sus reacciones son respuestas inconcientes, propias del melodrama. Ruiz acusa de esto, por ejemplo al insertar el siguiente texto en el motel: Mátame, mátame, mátame, quiero morirme. Este es su modo de reaccionar ante lo que esta experimentando su cuerpo –por los golpes, y su mente –por las palabras-. María recurre a un recurso propio de la cultura de masas, absorbe desde la teleserie el habla que la legitima en esa escena.
En la televisión vemos que una mujer es violentada una y otra vez, somos testigos que esta perdona, se somete, disculpa, cierra los ojos, no mira hacia atrás y, sigue esperando que este otro cambie, se retracte y la respete. Las figuras de la historia de la mujer han sido absorbidas por la industria, para la propia conveniencia de aquellos que organizan los discursos, un ejemplo de esto es la figura mítica de Penélope, hoy dominada por una mirada superficial[7], sitúan al relato desde un total olvido, la intensidad de este relato mítico la industria lo obvia, lo silencia. La figura de mujer sufrida, se instala desde antes de los setenta, como la figura dominante del relato amoroso. Esta figura instalada como poder legitimador de lo masculino represor, que no le conviene poner en crisis su condición de dominio y superioridad.

La novela, insiste reiteradamente en la violencia física y simbólica que Juan Carlos ejerce sobre María, exaltando su pasividad y sumisión. Lafourcade denigra la condición de mujer impura, y enaltece la opción de virginidad de Juan Carlos. La versión fílmica recalca la ira y furia, de una chica violada por su tío, esto radicalizo visualmente con gritos que María, desgarradoramente hace saber su condición de culpabilidad, de rechazo a sí misma por el poder que otro ejerció, sobre ella. Por otro lado el filme nos hace dudar de la “pureza” de Juan Carlos , al llevarnos a la cama de la asesora del hogar de la casa del joven, ingresando en una habitación repleta de muñecas, que hablan, que lloran, muñecas que mienten, toda la escena nos evidencia el doble discurso de Juan Carlos.


([Ahora debo irme
Fernando me espera en casa
va decirme que mi único hijo ha muerto.
Soy tan desdichada.])

Mujer de la teleserie que ven los personajes de Ruiz.

La mujer detrás de la cámara sonríe, la vacuidad de la imagen, el rostro en primer plano, su sonrisa se contradice con la fatalidad de sus palabras, un poco en replica a la misma historia de Palomita blanca. Esto se refuerza desde la plegaria final de María:


Virgencita del Socorro / Has que Juan Carlos se enamore de otra, de una mujer extranjera / Que no lo quiera a él, sino que a otro / Has virgencita que ese otro se enamora de mí y que yo no lo quiera / Virgencita por que yo quiero a Juan Carlos con todo mi corazón / Has virgencita que esa mujer abandone a Juan Carlos por ese hombre /Has que ese hombre abandone a esa mujer por mí / Has que yo rechace a ese hombre /Has que Juan Carlos lo sepa todo / Y se de cuenta que la única que lo quiere soy yo / La única virgencita / Por Cristo Jesús Nuestro / Así sea.


Ruiz confronta la tragedia de la novela, vacía, vacua con la tragedia de la industria cultural. Lo fílmico pone en evidencia la vacuidad del mismo discurso de la televisión. Mientras que, la novela plantea una posibilidad de discurso amoroso, que se desvanece en los fragmentos moralizadores al interior de el. La tensión romántica se potencia desde la puesta en crisis en el filme de los tópicos románticos de la década de los setenta, estos a su vez exportados inconscientemente del otro lado del mundo.

IV. Conclusión

Luego del desarrollo de este trabajo, de un problemático padecimiento de María, surge la inquietud de desarrollar este mismo trabajo en unidades académicas de la educación escolar secundaria. Trasladando el texto “Palomita Blanca”, -novela como fílmico-, al territorio de la discusión en jóvenes del siglo XXI, en tensión con la juventud de la década del setenta. Sería muy interesante desarrollar esta propuesta, ya que de esa manera los discursos de Lafourcade y de Ruiz se harían críticos en la actualidad, ahí mismo, donde podemos reconocer un territorio cultural que carece de espacios reflexivos y autocríticos. La tensión crítica de este texto, establecería un piso desde el cual problematizar, sobre el que se pudiese pensar concientemente las figuras de poder. Para así trasladar la discusión – en apariencia lejana- a un espacio cotidiano, reconocible y habitual. Este reconocimiento, me atrevo a situar, en primera instancia se traduce en conmoción, pero luego de reflexionar en torno a el, se logra traspasar al ámbito de la crítica. Sobre esta conciencia es posible establecer un lugar para situar la discusión.
La situación del lector de novela, de espectador del filme: debe ser con urgencia educada. Es necesario instalar una posición crítica en las aulas, desde la producción cultural. Se observa, muchas veces en las cátedras un ambiente de conformismo preocupante, que terminan en convertirnos en seres parlantes capaces de reproducir discursos de –otros- a la perfección, pero anulando la posición crítica frente a las obras. La única manera de establecer un quiebre real en la estructura educacional, es a través de la critica, para así ingresar al mismo sistema del arte. Esto posible a través de un cuestionamiento problemático respecto a nuestra propia producción cultural. Estableciendo nexos, cruces, traslados y paralelos que permitan la amplitud de habla de los espectadores-lectores-escuchas, para, y esto es un plan a gran escala; llegar a provocar una inquietud –duda- en torno a los televidentes/consumidores de la basura que la industria cultural trasmite gratuitamente. Sólo desde un planteamiento critico inmerso en lo social, se establecerá una dimensión concreta de discusión. Los discursos culturales, que buscan pensionar la realidad, no establecen una discusión tangible, por que los lenguajes están cercados, por discursos que no permiten que la discusión se amplio. A aquellos que dominan la escena cultural –pienso-, les conviene mantener esta quietud adormecedora de conciencia, ya que así nadie puede señalarlos con el dedo, y preguntarles ¿Por qué estas en ese lugar?, ¿Qué te valida como pensador?, ¿Por qué tú y no otro?
La sensación de que son los mismos de siempre los que organizan las tramas culturales. Los mismos los que legitiman que es arte; designan, validan, avalan y aceptan. Para que se movilice la pasividad de la escena, se hace urgente la instalación de un ambiente crítico y fructífero. Procedemos entonces al desalojo[8]. Sólo posible desde una elaboración crítica de los discursos, respecto a ser concientes de los poderes que legitiman al sistema cultural.
Palomita Blanca, es el primer ejercicio, desde esta obra -puesta en tensión- es posible observar problemáticamente mi entorno, elaborando discusión desde una conciencia crítica textual-visual.




[1] Exposición de Arte Contemporáneo. Presentación de obras fundamentalmente conceptuales y políticamente comprometidas.
[2] Foucault, Michel. Discurso, poder y subjetividad. Buenos Aires: El Cielo por asalto, 1995, p.166.
[3] Ibid.
[4] Más información ver Valdés, Adriana. Composición de lugar. Santiago: Editorial Universitaria, 1996.
[5] A mí me gusta un poco, pero si a ti no te gusta…(María)

[6] Se establece un paralelo con el filme MACHUCA (dir. Andrés Wood), en el personaje de María Luisa de Infante (Aline Küppenheim), mujer de clase adinerada que es infiel, que vive bajo el doble estandar y abandona el papel de madre protectora.
[7] “Penélope”, tema originalmente de J.M. Serrat luego re-editada por Diego Torres. Frag. : “Adiós amor mío / no me llores, volveré / antes que / de los sauces caigan las hojas./ Piensa en mí / volveré a por ti..."/ Pobre infeliz /se paró tu reloj infantil / una tarde plomiza de abril / cuando se fue tu amante...
Otro ejemplo Maná (grupo mexicano que absorbe figuras clásicas de la tradición del relato sentimental y las traslada a un melodrama, que es lo que domina la industria televisiva mexicana. Traduce sus referentes a un espectáculo vacío, que sin embargo vende millones de discos), por ejemplo: “En el muelle de San Blas”. Frag. : Ella despidió a su amor / Él partió en un barco en el muelle de San Blas / él juró que volvería / y empapada en llanto ella juró que esperaría / miles de lunas pasaron / y siempre ella estaba en el muelle esperando...
[8] Esto en relación al libro de A. Allamand, quien sitúa en la escena política la posibilidad crítica de mirar al poder más reconocible: el Estado. Para el campo del arte el Desalojo es hacia las figuras dominadoras de discursos , que muchas veces las generaciones más jóvenes ya hemos dejado de validar, por que el tiempo que llevan en el poder no ha hecho más que instalar sus propios discursos.

‘Acercamiento Estético de la Ciudad de Santiago, desde las edificaciones de la empresa Paz Fraimovich’


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“Creo que es interesante volver a pensar los temas de arquitectura, de urbanismo, de construcción de la vida social, de los diseños colectivos”.
Félix Guattari









Escritura cero que lleva implícita la construcción de un lugar, que en este caso puntual tiene como pie forzado a la disciplina estética. La convicción de esta hablante es instalar una mirada preliminar que logre dialogar con la esfera socio-político de un fenómeno cultural específico: La ciudad de Santiago como gran escenario expectante a convertirse en objeto de discusión estética.

¿Cuál es el sitio específico de la ciudad que me obliga a detener la ambición de mi fugaz mirada?

Desde los recorridos cotidianos se piensan los trayectos de una ciudad que se desenvuelve confusa. Representación desfasada de una modernidad importada, que se traduce en una particular estrategia de construcción de una Identidad metropolitana contemporánea. Testigo soy del engaño, que se materializa en la proliferación de discursos de una multitud de Inmobiliarias que invaden el ‘Gran Centro de Santiago’. La ‘Urbe Moderna’ se presenta violentamente en el cotidiano de las exhibiciones-vidrieras del comercio inmobiliario, se opta por la elección de una empresa en particular: Paz Fraimovich que es la que mejor concreta su estrategia de instalación en la ciudad, en particular en la seducción que ejerce visualmente en quienes habitan la ciudad, esto se comprueba desde la simple observación del total éxito de su asentamiento como nuevo paisaje cotidiano, mediante un ‘Importado’ discurso modernista instalado en el renovado ‘centro’ de la ciudad.





PREAMBULO: PAZ para todos. Creatividad Urbana.

Entre los años 1940 y 1992 el número de habitantes de la comuna de Santiago habían disminuido casi a la mitad, es por esta razón que en el año 1992 se inicio un Plan de Renovación promovido por la Municipalidad de Santiago y la CORDESAN.
El objetivo central de este Plan era repoblar el ‘centro’ de la región metropolitana, este plan contemplaba 4 puntos:
1. Recuperación de los cites
2. Recuperación de aspectos públicos
3. Recuperación de edificios en obsolescencia
4. Aumento de la oferta habitacional

Hoy somos testigos de la fuerza que ha tomado este plan, detonando una explosión de proyectos inmobiliarios.

Las empresas que colonizan el manipulado Ideal de Centro de Santiago son múltiples, sin embargo Paz Fraimovich es la empresa Líder en el mercado inmobiliario.
Paz Fraimovich ingresa al mercado como pieza fundamental del Plan Regulador de Santiago Centro.

‘Somos Líderes Construyendo tu Sueño’.
Entrega inmediata ¡No esperes más! ¡Ven a vivir ahora!

Esta constructora e inmobiliaria se auto describe como una empresa líder en el mercado inmobiliario de Santiago Centro. Los últimos 11 años han construido más de 60 proyectos, logrando que más de 11.000 familias cuenten con su propio hogar. Incluyo el nombre de algunos proyectos, que esperan ser habitados a la brevedad: Agua Mundo “Refresca tu vida y tus ideas”, Aire Mundo “Dale nuevos aires a tu lugar”, Alto Vicuña “Sentir que siempre hay tiempo”, Blanc Edificio “Acércate a tu mundo”, Borde Vicuña “Vive el límite”…

Sus proyectos están insertos en el programa de repoblamiento de Santiago y claramente ‘orientados a mejorar la calidad de vida de los grupos humanos y familias que se transforman en sus clientes’[1].




La industria expansiva de Paz, como totalizadora de la construcción del ideal de la ‘nueva vivienda’, se sitúan desde un discurso que destaca el particular modo y las ventajas de vivir cerca de todo, apelando a la construcción de un ‘gran discurso central’ cercano, amable, seguro, nuevo… promoviendo una mejor calidad de vida, a partir de la fusión de ‘Modernidad y seguridad’ de los actuales condominios o proyectos, estos solo visualizables en fotografías a todo color, que embelecen con grandes comodidades a muchos usuarios que desean una casa propia.

Paz Fraimovich: modo que la Gran ciudad entiende como moderno, discurso publicitario desde una cercanía ‘manipulada’ que mantienen sus construcciones con “todo” lo que el cliente necesite.

“Todos los proyectos están en plena zona central y son vecinos a colegios, universidades, supermercados, centros hospitalarios, museos, cines, teatros, parques, restaurantes y galerías comerciales, con todas las ventajas de una ubicación inmejorable y las comodidades que significa”.[2]

La Empresa constructora difunde un mensaje al referirse a la arquitectura que ellos ofrecen al mercado, confirman que los edificios han sido diseñados cuidadosamente creando departamento con distribución interior armónica y funcional. Además los ‘profesionales de la construcción’ logran dar a cada departamento finas terminaciones con los mejores materiales.
La empresa vende como novedad ‘un excelente sistema de seguridad’, que permite disfrutar de lugares acogedores al interior de esta gran maqueta con plena tranquilidad. Transformando a los habitantes de sus condominios en engranajes de una gran máquina de condicionamiento del habitar al estilo Paz.La empresa agrega al interior de su mensaje ‘gran gama de servicios anexos, como gimnasio equipado, las multiuso, jardines interiores con juegos para niños y centrales de lavado y secado’. La idea es que al interior del monolítico esta ‘todo’, no es necesario entrar en contacto con el ecosistema, ya que se ha creado la fábula de un habitar que tiene lugar en el interior del aparato modular, intimidad fabricada que brilla en las vidrieras que lo publicitan.
[1] http://www.pazfroimovich.cl/site/index.php?sec=1
[2] idem




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“Es preciso entender que toda arquitectura esta




vinculada a su tiempo, que es un arte objeto,




que solamente puede regirse por el espíritu de su época.




Nunca jamás ha sido de otra manera”

Ludwig Mies van der Rohe (1924)







¿Es la arquitectura modular de la ciudad de Santiago la imagen ‘caracteristica’ de nuestra época?






‘Acercamiento Estético de la Ciudad de Santiago, desde las edificaciones de la empresa Paz Fraimovich’ se plantea situar a las edificaciones Paz como ‘la arquitectura que da una identidad estética al centro de Santiago’[1].




A continuación presento los nudos teóricos que se darán cita en el desarrollo de este texto, la escritura se inicia con la presentación de quien observa la ciudad bajo la idea de la ‘Paseante’, luego se deambula por nociones generales del comportamiento de sujeto latinoamericano, se asumen verdades hegemónicas de occidente, estas importaciones se evidencian en la figura de Paz Fraimovich que ingresa como estandarte de una sociedad funcional, que privilegia la cantidad sobre la calidad al momento de organizar los modos de relacionarnos con el entorno.

[1] Es interesante desplazar esta aseveración a la idea de que Santiago es Chile.





I. La Paseante

“Es la mirada del flaneur, en cuya forma de vida todavía se asoma con un resplandor de reconciliación la futura y desconsolada forma de vida de la gran ciudad”.
Walter Benjamín

Me siento tentada a plantearme como una flaneur latinoamericana, me interesa su forma, su tiempo, su estética solitaria de recorrer los pasajes de París… ¿Tentación ‘sudaca’ de apropiación de un lenguaje moderno? ¿Desconsuelo latino de habitar una ciudad que se desconoce por completo? Estética en la cual proliferan las grúas, urbe de concreto, bloques en hormigón armado, polis que remite a la industria y al progreso. Paseante Latina; personaje principal de una novela íntima, creada para auto satisfacer las necesidades de observadora exiliada. El personaje permite libertades que se cargan bajo el brazo, en la intimidad de la ficción personal para concretarse en un dialogo estético con la Gran Ciudad.
Sin duda mi mirada reserva resquicios de una modernidad importada del otro lado de la Cordillera, atraviesa el Atlántico, retrocede un siglo, para situar un paseante que desde mi cotidianeidad se niega a perder el asombro de un territorio que se levanta fracturado.


2. Presentación

Ciudadanos de la gran ciudad: ¡Sean Bienvenidos a ‘nuestro’ Particular Proyecto de urbe contemporánea!

Despierta de esta manera Santiago. Capital de Chile. Metrópolis Sudamericana en vías de desarrollo. La Paseante boquiabierta, es habitante de una ciudad que no se cierra, no duerme, al contrario se organiza día a día, se inventa insomne; muta, se expande, contrae y dispersa. Ejercicio violento de percepción urbana, ruido ensordecedor de maquinaria pesada, que no da espacio al silencio. Kevin Lynch, en ‘La Imagen de la Ciudad’ plantea que “la ciudad es el producto de muchos que constantemente modifican su estructura por que tienen sus motivos para ello”.
El mismo autor agrega que “si bien las líneas generales pueden, mantenerse estables durante cierto tiempo, los detalles cambian constantemente. Solamente se puede efectuar un control parcial sobre su crecimiento y su forma”.
Me pregunto entonces por las modificaciones de aquellos constructores que dan forma a esta ciudad, me detengo con sospecha en sus posibles motivos, en los modos que barajan al administrar el desarrollo Urbano de una Capital de un país en vías de desarrollo. Sin duda el diagnóstico es paradójico. Para la gran mayoría[1] que la ciudad se expanda vertiginosamente de manera vertical, es parte de un estado del gran Santiago, reafirmando que aún es posible creer y sustentar los discursos cotidianos en el progreso. De esta manera se organiza una estética urbana, que responde a un modelo representado por las empresas inmobiliarias que hasta la fecha se instalan con un insospechado pronóstico, que se puede ver materializado en el éxito de las políticas organizativas imperantes. Sin embargo mi mirada se desplaza más allá de la inmediatez de la proliferación de una construcción que ofrece el falso ideal de vida contemporánea.
El ejercicio de observación crítico de esta Paseante consiste en dar cuenta del absoluto descontrol, tangible en el crecimiento sustentado en más crecimiento.



3. ¿Qué significa ser modernos?

Santiago Centro: representación material de la Capital de una Sudamérica adolorida de tantos golpes en el angustioso ascenso al modelo importado desde los ‘patrones’ del Centro. Europa y Estados Unidos como poseedores de las verdades, como territorios que administran como saber una legitimación estética que Latinoamérica asume como estándar, que construye una Identidad a la manera del Ideal hegemónico de los Centros administradores del poder. García Canclini, en ‘Culturas Híbridas’ menciona que “puesto que fuimos colonizados por las naciones europeas más atrasadas, sometidos a la contrarreforma y otros movimientos antimodernos, sólo con la independencia pudimos iniciar la actualización de nuestros países. Desde entonces, hubo olas de modernización”.
No solo es necesario hacernos la vieja pregunta respecto a los procesos de modernización Latinoamericanos, sino que es necesario indagar en los procesos concretos que nos situarían como ‘modernos’.
Para el mismo autor América latina, es el lugar donde las tradiciones aún no se han ido y la modernidad no acaba de llegar, a su vez manifiesta la incertidumbre respecto a si la modernización no se vuelve inaccesible para la mayoría. Respecto a esto puedo agregar que mientras se discute respecto a lo moderno, lo no moderno, lo que potencialmente podría considerarse moderno, y muchas mas conjeturas metalingüísticas que se desprenden desde la majestuosidad de indagar en la magnificencia de la modernidad.

Sin embargo este escrito se sitúa como posibilidad de construir un discurso coherente que logre dialogar críticamente con la ciudad de Santiago, en particular con los proyectos Inmobiliarios del centro, bajo la figura de Paz. Esta empresa opera desde la novedad, por lo tanto intentaré desarrollar esta noción. Nestor García Canclini se pregunta, ¿Qué significa ser modernos? A rasgos generales su escritura revelaría que a la modernidad la constituirían cuatro movimientos básicos: un proyecto emancipador, un proyecto expansivo, un proyecto renovador y un proyecto democratizador.
Como proyecto emancipador el autor plantea la secularización de los campos culturales, la producción autoexpresiva y autorregulada de las prácticas simbólicas, su desenvolvimiento en mercados autónomos. De este movimiento emancipador formarían parte la racionalización de la vida social y el individualismo creciente, sobre todo en las grandes ciudades.
Un segundo movimiento que constituye la modernidad para García Canclini es el proyecto expansivo como tendencia que busca extender el conocimiento y la posesión de la naturaleza, la producción, la circulación y el consumo de los bienes. El autor agrega que en el capitalismo, la expansión está motivada preferentemente por el incremento del lucro; pero en un sentido más amplio se manifiesta en la promoción de los descubrimientos científicos y el desarrollo industrial.
El tercer proyecto desarrollado por el autor es el renovador que abarcaría dos aspectos, con frecuencia complementarios: por una parte, la persecución de un mejoramiento e innovación incesantes propios de una relación con la naturaleza y la sociedad liberada de toda prescripción sagrada sobre cómo debe ser el mundo; por otra parte, la necesidad de reformular una y otra vez los signos de distinción que el consumo masificado desgasta.
El último proyecto citado por el mismo autor se denomina democratizador, este corresponde al movimiento de la modernidad que confía en la educación, la difusión del arte y los saberes especializados, para lograr una evolución racional y moral.
La presentación de estos cuatro procesos nos otorgan las verdades que nos permiten descifrar nuestra condición de ‘modernos’; la idea no es sólo aseverar ‘Sí, somos modernos’, sino que es preguntarnos que significa y, de manera mas particular como esta ‘modernidad’ se visualiza en la ciudad.


La empresa Paz como elemento organizador de una nueva trama urbana, mediante su discurso ‘corporativo’, capaz de construir desde la apropiación de ideales modernos, que para el caso de este texto se enlazan con los descritos por Canclini.
Observamos la ciudad de Santiago, disponiéndonos al ejercicio de abstraernos de esta, sólo de esa manera podemos ser testigos de la total racionalización de la vida social, concentrando un individualismo progresivo que tiene como horizonte el conocimiento sustentado en lo cuantificable, que permita poseer y así dominar la naturaleza. Tornando todo nuestro cotidiano en un falso modo, ya que se eliminan los contactos íntimos que sostenían a la urbe premoderna.

La presentación de estos cuatro procesos nos otorgan las verdades que nos permiten descifrar nuestra condición de ‘modernos’; la idea no es sólo aseverar ‘Sí, somos modernos’, sino que es preguntarnos que significa y de manera mas particular, la manera en que se visualiza en la ciudad. Para responder lo anterior imagino escenas en la recepción de esta moderna verdad; por un lado visualizo un sujeto contemporáneo golpeando la mesa y riendo fuertemente celebrando una modernidad recepcionada como absoluta, satisfecho de contemplar un Santiago que construye un imaginario modular envasado en hormigón armado; por otro un sujeto desilusionado que es testigo de la caída, que no tolera la visualización de una ciudad que ha sido privada de la libertad, por lo tanto experimenta pesadillas que lo mantienen inmóvil en su escritorio, por el hecho de haber asumido la conciencia respecto a una modernidad que sólo es palpable es circuitos restringidos de saber, su parálisis se acrecienta día a día , ya que se convierte en un cerebro atiborrado de conceptos, que lo hacen día a día más lucido de su incapacidad material ante este problema.

Estos dos modos de pensar lo moderno lo que instalan son posibilidades de lecturas, sin embargo desde la comodidad ya sea de la aceptación o desde el rechazo.

Me increpo ¿Qué busco entonces?
De alguna manera lo que intento es activar el discurso moderno, a través de una modernidad importada. Esa reflexión solo es posible desde una mezcla de los sujetos arriba descritos. Nuestra modernidad, la que experimentamos en el cotidiano del ‘centro’, es una que se instalo a destiempo.

4. Modernidad Importada

“En América latina, durante el siglo XX el debate sobre la modernización que nos convenía se hizo por referencia al modelo de la modernidad ilustrada europea”.
Néstor García Canclini

“Ven a vivir el futuro en Edificio fantasía”.
Paz Fraimovich

Europa continente conquistador, almanaque de elementos modernistas de principios del Siglo XX, me dispongo ante la majestuosidad de estos conceptos con desconfianza, ya que no nos pertenecen. Latinoamérica no pudo cumplir las operaciones de la modernidad europea.
Inicio mi reflexión a partir de ‘Después de la gran división’ de Andreas Huyssen, quien entrega herramientas importantes para entender el fenómeno de la modernidad. Para él la modernidad se ha caracterizado, desde mediados del siglo diecinueve, por una relación volátil entre arte alto y cultura de masas. El mismo autor insiste en que el modernismo se constituyó a partir de una estrategia consciente de exclusión, una angustia de ser contaminado por su otro: una cultura de masas crecientemente consumista y opresiva.

Desde la pureza de la modernidad de Huyssen, nuestro Santiago de Chile, carece de toda pretensión moderna. El siglo diecinueve que el autor describe, la presentación de la distinción entre arte culto y cultura de masas, de la cual huye la elite moderna, porque la masa encerraría el horror del consumo y estandarización, son conceptos que nos quedan realmente grandes, por que no experimentamos esa ‘gran’ historia moderna.

Desde este punto de vista Paz Fraimovich, como todo aquello de lo cual huiría la modernidad hegemónica, que sin duda se transforma en nuestro particular modo de entender a nuestra manera ‘la modernidad’.

¿Por qué te instalas en las vidrieras de Paz a destajo? Como verdad asumida desde la inconciencia de una Identidad Latinoamericana. Esta instalación evidenciada en el discurso de la Empresa Paz, quien nos otorga mensajes que dan fe de una confianza plena respecto a la promesa de una vida mejor bajo el avance indiscriminado. Hoy los sujetos capitalinos aprenden una modernidad callejera, que debido a la ignorancia del término resulta imposible poner en cuestión, asumiéndose de esa manera como ‘verdad’, fe ciega de un discurso que se aleja de una real reflexión local.
La pregunta entonces hasta este momento sería ¿Es posible entablar una modernidad en la actualidad? Esta pregunta se realiza desde la observación de una ‘modernidad callejera’, en donde las mixturas asumidas desde la periferia respecto al centro Norteamericano y Europeo.

Es necesario regresar al pensador mexicano Nestor García Canclini quien dice:

“La modernidad es vista entonces como una máscara. Un simulacro urdido por las elites y los aparatos estatales, sobre todo los que se ocupan del arte y la cultura, pero que por lo mismo los vuelve irrepresentativos e inverosímiles. Las oligarquías liberales de fines del siglo XIX y principios del siglo XX habían hecho como que constituían estados, pero sólo ordenaron algunas áreas de la sociedad para promover un desarrollo subordinado e inconsciente; hicieron como que formaban culturas nacionales, y apenas construyeron culturas de élites dejando fuera a enormes poblaciones indígenas y campesinas que evidenciaban su exclusión en mil revueltas y en la migración que ‘transforma’ las ciudades.” [2]

Modernidad organizada en círculos pequeños, en manos de sujetos que blanquean los asuntos en vez de encararlos responsablemente. Podemos agregar que quizás en Paz se este organizando la nueva revuelta de la ciudad, una que en apariencia confía en la Novedad, que ansia la instalación de una urbe monolítica. Nuestra modernidad se masifica bajo el mensaje de PAZ, que dibuja una metrópolis crédula y confiada, que ciegamente cree en la promesa de lo ‘nuevo’. ¿Es ciegamente? O es que quizás el destiempo latinoamericano nos sume una nueva organización de la ciudad.
Nueva organización que se traduce desde un fracaso como antecedente. La modernidad atravesó el Atlántico, llegó de inmigrante a la inaugurada potencia económica norteamericana, sociedad que recibió con fiesta a la Señora Moderna, durante un tiempo se vistió de gala airosa, sin embargo ‘salio’ exiliada.
Modernidad desfasada, de la misma manera importada y traducida en las calles de Santiago, como imagen heroica de un modelo económico que devora la singularidad de la ciudad, para dar paso a una construcción de ciudad que se fortalece bajo el engaño ciego de la confianza en la novedad.
Es de este fracaso y a la vez exilio es del que somos parte.


5. Más acá de lo moderno

“En muchas ciudades no existe un ‘centro’. Quiero decir: un lugar geográfico preciso, marcado por monumentos, cruces de ciertas calles y ciertas avenidas, teatros, cines, restaurantes, confiterías, peatonales, carteles luminosos destellando en el líquido, también luminoso y metálico, que baña los edificios.”[3]

La ciudad de Santiago se construye materialmente en nuestra presencia, se levanta como ‘centro’ a través de una seria de elementos; como la pavimentación de las calles, ensanchamiento de las veredas para transformarlas en peatonales, un sin número de pequeños detalles que tienen como objetivo final el acercamiento de sujetos que en el pasado emigraron a los limites de la ciudad. Paz espera, expectante a emerger desde el interior de terrenos cercados por publicidad que anticipan al habitante a un resultado final, que se plantea como modelo más acá de lo moderno de identidad citadina. Somos testigos de una maqueta de habitación contemporánea. Tecnología de punta al servicio del usuario capitalino, acompañado de un gran escenario tecnológico que invade todas las esferas de nuestro cotidiano que se torna modelo Estético de una Ciudad Concesionada que incorpora a su haber supercarreteras pagadas, puentes aéreos, túneles, rascacielos, pasos sobre nivel… Todo bajo una atmósfera gris, atenuada por una espesa capa oscura de polvo, que nos recuerda lo vanguardista que puede llegar a convertirse nuestra desfasada localidad.
Nuestro centro esta planteado desde la lógica de la construcción de más y más edificios, que no coexisten entre sí, que no se retroalimentan... La idea de centro se materializa bajo la figura de multiplicidad de bloques bañados por destellos luminosos.
Organizamos un centro, la pregunta es ¿Qué ciudad se visualizo al planear nuestra idea de centro?
¿Cuál es la imagen que se persigue edificar?

“La identidad es como una ratonera en que más y más ratones tienen que compartir el cebo original, y que, en un examen más minucioso, tal vez haya estado vacía durante siglos. La identidad centraliza; insiste en una esencia, un punto. Su estrategia se da en simples términos geométricos. A medida que se expande la esfera de influencia, la zona caracterizada por el centro se vuelve más y más grande”.[4]
Un centro de hormigón que arremete violentamente, se instala tiempo y espacio de un Santiago en constante expansión territorial. El centro ya está, la operación que ejercen las inmobiliarias es la de construir hacia los cielos, bajo una estrategia de simples formas geométricas. Rectángulo sobre rectángulo. Es bajo la imagen mas simple que se organiza y dibuja la ciudad. El edificio responde a la cantidad de usuarios que en el habitaran, en ningún caso éste puede responder a los intereses individuales de cada arrendatario-propietario, esto último es lo que la industria intenta hacer creer, desde esta escritura se intenta hacer sentir al lector, que el intento descrito por la empresa, en una absurda pretensión. La urbe de concreto de la cual somos parte, es la abstracción de un modelo importado. Una ciudad sin historia, que es suficientemente grande para todo el mundo. Es fácil. No necesita mantenimiento. Las palabras en cursiva son detalles de ‘La Ciudad Genérica’de Koolhaas, teórico de la arquitectura norteamericano. Si bien no calzamos con todas las descripciones de esta Ciudad Genérica, más de alguna nos calza perfectamente.
Hago implícita la inquietud de la hablante.
Somos testigos de una ciudad de Santiago que se autodestruye para reconstruirse o, retomemos a Koolhaas si se queda demasiado pequeña, simplemente se expande.

Rem Koolhaas en ‘La imagen de la ciudad’ plantea que hemos construido más que todas las generaciones anteriores juntas, pero en cierto modo no se nos recordará a esa misma escala. Detengo mi mirada, me apropio de las palabras de Koolhaas para imaginar la ciudad con distancia, disponiendo en el tiempo su desarrollo urbano. Visualizando el Santiago centro de hoy, me dispongo desde la sospecha, esta construcción esta aspirando a un modelo destructivo, superficial, que y retomamos las palabras de Koolhaas ‘si se queda vieja, simplemente se autodestruye y se renueva’.

Pienso en la imagen de Santiago de aquí a 10 años, y la imagen simulada de Paz se instala como lógica dominante de idea de ciudad Contemporánea.



6. Contradicción del Espíritu Moderno

“Una de las frecuentes acusaciones contra la arquitectura moderna es que la arquitectura de hoy ‘no será jamás un arte’. La arquitectura –arte sería la griega, la romana, la gótica, la renacentistas, etc., pero no la actual, que no mantiene ninguna referencia estilística con las obras maestras del pasado”. [5]

Paz Fraimovich corresponde a una lógica de construcción, que le da una identidad particular a la ciudad de Santiago. Pero ¿Con que antecedente estilístico la empresa Paz debiese mantener referentes? ¿Es necesaria esta pregunta cuando ese estilo ha dejado de existir en la ciudad?
Es necesaria la inclusión de uno de los exponentes más grandes de la arquitectura moderna, a partir de la lectura de la importación moderna.



“La invasión devoradora de Le Corbusier es inventar y construir una ‘nueva ciudad’ acorde a los exigencias y el esplendor potencial de la civilización maquinista.
Su trágica mala suerte es que tal ciudad ya existe cuando él desarrolla su ambición: es, concretamente, Manhattan.
La tarea de Le Corbusier está clara: antes de que pueda parir la ciudad de la que esta embarazado, tiene que demostrar que todavía no existe. Para establecer la primogenitura de su retoño, tiene que destruir la credibilidad de Nueva York, acabar con el glamoroso destello de su modernidad”.[6]


La invasión devoradora de la arquitectura moderna, bajo la figura de Le Corbusier, se instala a destiempo en Santiago centro, acorde al esplendor económico de un Chile como el país con más proyecciones del continente Americano.
Me disculpo: Continente Latino-Americano.

¿Qué diría Le Corbusier al enfrentarse a una ciudad como Santiago?

Me atrevo a apresurar que puede pensar que no leemos bien o que estamos demasiado apurados en levantar un proyecto, y que en esa inmediatez olvidamos detenernos a observar como la teoría puede ser visualizada en nuestro cotidiano. Sin necesidad de abaratar los costos de los proyectos originales.
El ideal ‘moderno’ que se aplica en la ciudad de Santiago, es un mal entendido del pensamiento de Le Corbusier.

“La arquitectura y el urbanismo son un mismo problema y no cuestiones separadas. Mis ciudades son ciudades verdades. Mis casas ofrecen: sol, espacio, verde. Para obtener tal riqueza, tenéis que reunir grupos de dos mil personas, construir una casa grande con una sola entrada para dos mil personas. De esta forma cada uno podrá encontrarse velozmente en su alojamiento, donde encontrará un silencio y un aislamiento totales”.

Las edificaciones de Paz, constituyen una nueva ciudad, un problema urbano y arquitectónico, organizando una ciudad de mentira. Sólo concuerda en la forma de construir la entrada a los edificios. Reuniendo grupos de personas que ingresan a un gran rectángulo erguido a la horizontal encontrando velozmente alojamiento, junto con terraza, piscina, barbacoa… en la azotea de la Gran Ciudad.

Beatriz Sarlo en ‘La máquina cultural’ cuenta que en 1929 Le Corbusier viajo a Buenos Aires, Victoria Ocampo comenta que durante la estadía de él, hablaban diariamente de una posible transformación de la capital de Argentina.
Los proyectos quedaron en nada, en gran medida por que las autoridades se quedaban escandalizadas ante la audacia de la arquitectura moderna. No creían en la promesa de Le Corbusier, respecto a que: ‘la Técnica moderna permite realizar el Buenos Aires de los tiempos modernos’.
Sin embargo el proyecto moderno de Le Corbusier es importado y luego traducido, a partir de la construcción de proyectos particulares de Victoria Ocampo.

“Lo que en el modernismo es una obra singular, en las casas de Victoria Ocampo son un esquema (la abstracción de la casa moderna) y una imitación (la contradicción del espíritu moderno)”.[7]

¿Para que incluir el viaje de Le Corbusier a Buenos Aires?
En gran medida justifico lo que para algún lector se puede tornar mero capricho. Me interesa la idea del viaje modernista de la tercera década del siglo pasado, y más aun lo que se desprende desde la exportación del modernismo porteño. Una imitación; como contradicción del espíritu moderno.
Me aventuro a escribir eso del centro de Santiago: Somos la contradicción de las verdades de Occidente. No sólo por la importación, sino por que el modelo original no es valido, ya que nuestra actualidad carece de original.


7. Algo así como una conclusión

Discurso estético.

Poética Paseante.

Escritura enrollada, multitud de hebras, fragmentos recopilados de voces teóricas de señoras y señores que militan en el universo intelectual, que se cita entre cátedras, bibliotecas, conversaciones…lugares que incitan la reflexión y el pensamiento, que desde esta particular escritura esperamos: no se limite solo al ejercicio de traspasar conocimientos a páginas digitales, que se consolidan en un texto anillado y entregado para una corrección final.

¿Qué organiza entonces esta escritura?
Sin duda la pretensión de la incipiente conciencia. La que sólo es posible organizar: la intima.

Esta mirada que no pretende transformarse en estandarte intenta poner en manifiesto una imagen de la ciudad de Santiago, retícula modular de hormigón armado.
Se observa en suspenso la victoria de un modelo de metrópolis que cumple con satisfacer las necesidades de los usuarios que confían en aquel proyecto.
Este discurso estético se escribió el segundo semestre del año 2008 paralelamente a más de 50 proyectos inmobiliarios que emergerán a la velocidad de la modernidad chilena.
No se puede desconocer que empresas inmobiliarias como Paz, cumplen el sueño de la casa propia de muchos ‘usuarios’, sin embargo ese no es el punto central de ésta investigación.
Más bien lo que se intento desarrollar es que este ‘estilo’ de construcciones se transformó en la imagen estética de Santiago en la actualidad.



“La Repetición se opone a la memoria, al ejercicio de la reminiscencia, para proyectar hacia el futuro, impulsada por las fuerzas del inconsciente”.
G. Deleuze

“La repetición como novedad como mecanismo de libertad, de muerte y vida; la repetición como nueva moral más allá del hábito y de la memoria”.
Sola-Morales


Paz Fraimovich resulta un elemento en el engranaje de la sociedad que habitamos, que invita a los usuarios a ser parte del proyecto de ciudad que se proyecta hacia el futuro, que la misma empresa dispone desde la articulación de un sistema constructivo que repite su molde por el centro de la ciudad. Este mecanismo que a esta altura se puede denominar el ‘estilo’ del centro de Santiago, nos da cuenta de una nueva sociedad, que instalo un sistema que violenta por su ausencia de referente, que hace evidente ‘un consecuente debilitamiento de la historicidad, tanto en nuestra relación con la historia publica, como en las nuevas formas de temporalidad privada’.


La última cita es de Fredric Jameson, confieso que muchas de las descripciones en Ensayos sobre el posmodernismo, se traducían en síntomas latentes en el proyecto de Santiago, en vías de convertirse en una ciudad contemporánea. Paz Fraimovich como imagen superficial, estructura que borra las particularidades de aquellos que exigimos en la ciudad algo más que la colonización del hormigón. Sin embargo ya está, se ha instalado con éxito el modelo estructural de urbe contemporánea.
“Qué ceguera, qué sordera, qué densidad de ideología debería cargar para evitar el interés por lo que probablemente sea el tema más crucial de nuestra existencia, esto es, la sociedad en la que vivimos, las relaciones económicas dentro de las que funciona y el sistema de poder que define las maneras, lo permitido y lo prohibido de nuestra conducta. Después de todo, la esencia de nuestra vida consiste en el funcionamiento político de la sociedad en la que nos encontramos”. [8]

Esta última reflexión no cierra el problema, sino que abre nuevamente la inconmesurable ansiedad de la hablante.

En el proceso de construcción de este Seminario para acceder al grado de Licenciada en Estética, mucha gente me insistió en el sentido concreto que tenía realizar una ‘Critica Estética de la Ciudad de Santiago, desde las edificaciones de la empresa Paz Fraimovich’.
Estas hablan de la sociedad en que vivimos, y considero necesario detenernos a reflexionar en torno a un fenómeno que se desarrolla en nuestra actualidad. Las edificaciones Paz responden a una lógica de mercado, en donde el capital económico organiza todas las decisiones. Estas construcciones son el reflejo de lo que muchos chilenos somos, queremos, desconocemos, odiamos o anhelamos ser.

Instalación de una sensibilidad de hormigón. Fría, dura, estática, competitiva y calculante.



___Bibliografía

_BAUDRILLARD, Jean. El otro por sí mismo. Editorial Anagrama. Barcelona. 1988.

_CANCLINI, Nestor. Las culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Editorial Sudamericana. Buenos Aires. 1992.

_CANCLINI, Nestor. La globalización imaginada. Editorial Paidós. Buenos Aires. 2001.

_DORFLES, Gillo. La Arquitectura Moderna. Editorial Ariel. Barcelona. 1980.

_FOSTER, Hal. Diseño y Delito. Ediciones Akal. Madrid. 2002.

_GUATTARI, Félix. El devenir de la subjetividad. Conferencias, Entrevistas, Diálogos (Chile, 1991). Dolmen Ediciones. Santiago. 1998.

_HUYSSEN, Andreas. Después de la gran división. Modernismo, cultura de masas, posmodernismo. Adriana Hidalgo editora. Buenos Aires. 2002.

_JAMESON, Fredric. Ensayos sobre el posmodernismo. Ediciones Imago Mundi. Buenos Aires. 1991.

_KOOLHAAS, Rem. ‘delirio de nueva york’. Editorial Gustavo Gili, SL. Barcelona. 2004.

_KOOLHAAS, Rem. La Ciudad genérica. Editorial Gustavo Gili, SL. Barcelona. 2006.

_KOOLHAAS, Rem. Espacio Basura. Editorial Gustavo Gili, SL. Barcelona. 2007.

_LYNCH, Kevin. La imagen de la ciudad. Editorial Gustavo Gili, SL. Barcelona. 1998.

_SARLO Beatriz. Escenas de la vida posmoderna. Intelectuales, arte y videocultura en la Argentina. Editorial Seix Barral. Buenos Aires. 2006.

_SARLO, Beatriz. ‘La máquina cultural’ Maestras, traductores y vanguardistas. Fondo Editorial Casa de las Américas. La Habana. 2001.

_Noam Chomsky/Michel Foucault. La naturaleza humana: justicia versus poder Un debate. Katz Editores. Buenos Aires. 2006.

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